“EL PODER SANADOR DE DIOS: OCHO SECRETOS PARA OPERAR EN LOS MILAGROS
CREATIVOS” Testimonio del poder sanador
Nunca olvidaré el momento cuando una niña de 12 años de edad se puso de
pie en la plataforma mientras los milagros ocurrían por todo el estadio. El
Señor me guió a orar para que se abrieran los oídos sordos. Mientras la
presencia y la gloria de Dios llenaban la atmósfera, los oídos que no podían
oír se abrían instantáneamente.
Mientras surgían los testimonios, mi equipo trajo a una muchacha a la
plataforma. Mientras se acomodaba su largo cabello castaño, quedé asombrado por
la imagen. Había nacido sin oídos, sólo tenía dos pequeños orificios a cada
lado de su cabeza. Mientras la unción de Dios descendía sobre ella, pudo oír un
sonido en sus oídos.
Repentinamente, mientras el Señor realizaba un milagro creativo, se
formaban los tímpanos dentro de su cabeza y sus oídos se abrieron por primera
vez en su vida. Supe que el milagro no tuvo nada que ver conmigo. Mi
participación fue simplemente guiar al pueblo en la adoración, hasta que la
gloria descendió y luego Dios hizo el resto. La noche siguiente en México vimos
a muchos ser sanos por el poder de Dios, aún varios lisiados.
La comunión y la intimidad nos preparan
Fui testigo del poder sanador de Dios en mi madre cuando tenía 14 años
de edad. Pero los años siguientes, no podía comprender por qué no veía esas
mismas manifestaciones de poder en la vida diaria de la Iglesia. Estaba cansado
de las oraciones sin poder. Cuando oraba por alguien, quería que ocurriera
algo, ¡pero no pasaba nada!
Combinado con este sentimiento de frustración había una sed insaciable y
un anhelo en mi espíritu por desarrollar una relación más profunda con el
Espíritu Santo. En mi vida juvenil ocurrieron dos cosas: Dios agregaba
insatisfacción a mi vida acerca del statu quo y llenaba mi corazón con una sed
espiritual que me llevó hacia horas de comunión con el Espíritu Santo.
En estos 20 años de aprender a caminar con Dios, aprendí muchas cosas
sobre vivir una vida llena del poder del Espíritu. Dios me permitió ver la
demostración de su poder miles de veces en las vidas de innumerables personas.
Caminar en intimidad con Dios, arraigado profundamente en la Palabra, se
convirtió en el fundamento desde el cual pude ver un poder tremendo que se
soltó a través de mi vida.
Usted puede comenzar a operar en el Espíritu desde el momento cuando Cristo
entra en su corazón. No necesita esperar 20 años para caminar en el poder de
Dios. Experimenté muchos encuentros y muchos momentos del poder de Dios durante
mis primeros años de cristiano. Esos encuentros me formaron como soy. El tiempo
de Dios es perfecto y su preparación es esencial. La preparación no nos da la
unción; simplemente nos capacita para cargarla en el largo plazo.
Una cosa que aprendí acerca del poder de Dios y los dones, es que
fluyen de su gracia y son activados por fe. Pero siempre debemos recordar que
Él es la fuente y por su gracia calificamos para ser partícipes de su gloria
celestial. Realmente no tiene nada que ver con nuestro esfuerzo o nuestras
obras. Si fuera así, podríamos reclamar algún crédito. Como no es así, Dios se
lleva toda la gloria. Esta obra interna profunda sobre nuestro carácter nos
arraiga profundamente en Cristo y habilita a Dios para derramar su poder sin
medidas sobre nuestras vidas.
Hoy quiero compartir con usted ocho secretos para operar en el poder de
los milagros creativos de Dios. Mientras aplicamos estos principios a nuestra
vida, creo que podemos ver señales y maravillas soltándose a través de nosotros
en nuestra vida diaria.
1. Cultive la presencia de Dios en su vida
La gloria es la fuente de todos los milagros. Cuanto más cultive un
ambiente conductivo para el Espíritu Santo, más de la presencia de Dios habrá
sobre su vida. Cuanto más de su presencia habite en su vida, más poder tendrá.
Se llega a este punto pasando tiempo haciendo lo que sea para que la Persona y
la presencia tangible del Espíritu Santo se manifiesten en su vida.
Confiese y arrepiéntase rápidamente por su inclinación hacia el pecado
o las tinieblas espirituales. Ore en lenguas con frecuencia. Cúbrase con la
sangre de Jesús. Medite en su Palabra. Exprese su adoración al Señor a través
de oraciones y canciones. Invite constantemente al Espíritu Santo a estar con
usted de una manera tangible, tanto como sea posible. Rechace todas las cosas
que lo entristezcan. Verá que mientras su vida se llena de la atmósfera del
Espíritu Santo, los milagros, señales y maravillas fluirán naturalmente.
2. Cultive la fe de Dios en su corazón
La verdadera fe sobrenatural fluye desde el espíritu y afecta nuestra
mente. No es al revés. La fe desafía la realidad lógica y natural por una
realidad espiritual superior. Hace que lo natural se acomode a lo que Dios ya
estableció en el espíritu. Debemos vivir en la Palabra y renovar constantemente
nuestras mentes.
La fe nace del corazón de la revelación. Cuando el Espíritu Santo
revela la verdad a su mente y su corazón por la Palabra, la fe adquiere vida
dentro de usted. Juan 8:32 dice: “… y conocerán la verdad, y la verdad los hará
libres”. Sumerja su mente y su espíritu en la Palabra de Dios, enfocando su
mente permanentemente en ella y la revelación de la verdad producirá una fe
sobrenatural en su corazón. Un corazón de fe producto de la revelación de la
verdad, es la clave máxima para operar en el poder de Dios.
“Fijemos la mirada en Jesús (fuera de toda distracción), el iniciador
(dándonos el principal incentivo para nuestra creencia) y perfeccionador de
nuestra fe (llevándolas hacia la madurez y la perfección), quien por el gozo
que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella
significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios” (Hebreos
12:2).
3. Agregue acción a su fe
Una cosa que debemos comprender acerca del poder de la unción es que
viene por una razón y con un propósito específico. Isaías 61:1 dice: “El
Espíritu del Señor omnipotente está sobre mí, por cuanto me ha ungido para
anunciar buenas nuevas a los pobres. Me ha enviado a sanar los corazones
heridos, a proclamar liberación a los cautivos y libertad a los prisioneros”.
El poder de la unción para sanar y hacer milagros sólo se manifestará
si ora para que se sanen los enfermos. Debemos buscar intencionalmente las
oportunidades donde el poder de la unción será necesario. La fe sin obras es
muerta (Santiago 2:20).
El poder de la unción se entrega para ayudar a otras personas de una
manera sobrenatural y en el proceso, revelarles el corazón de Dios y su
naturaleza. No se desaliente, enfóquese y persevere. No importa qué ve en lo
natural, eleve su visión, conozca y comprenda la voluntad de Dios y su verdad.
Permita que la fe del Padre lo mueva hacia la acción. Esta acción soltará el
poder de Dios para producir los milagros.
4. Persiga apasionadamente los dones espirituales
1 Corintios 14:1 nos dice que debemos anhelar los dones del Espíritu. A
menudo impongo manos sobre mi propio ombligo durante mis tiempos de oración y
le pido al Espíritu Santo que agite y manifieste los dones en mí. Los dones
espirituales de sanidad, operación de milagros, palabra de conocimiento y el
don de fe, son manifestaciones invaluables para el ministerio de milagros.
Si le pide a Dios que los agite, Él lo hará. En griego, los dones del
Espíritu se denominan “charisma” y se definen como “dones de gracia, un favor
que alguien recibe sin haber hecho méritos para merecerlo” (Strong). Son una
manifestación de la gracia de Dios. No puede trabajar o esforzarse para
obtenerlos. El Espíritu Santo los entrega con libertad, así como la salvación.
Cuanto más los persiga, más los obtendrá. ¡Y puede tenerlos a todos!
5. Practique la oración y el ayuno
Hubo una instancia en la Biblia donde los discípulos no pudieron sanar
a un epiléptico en Mateo 17:16. Cuando le preguntaron a Jesús por esto, dijo
que la razón era que los discípulos tenían una “fe pequeña”. No fue una
pregunta sobre la voluntad de Dios. Tampoco Jesús se enfocó en la fe del niño.
Era el nivel de fe en los corazones de los discípulos.
Pero también introduce el elemento de la oración y el ayuno. Existe un
lugar en la oración y el ayuno donde su carne y la mente natural se someten a
la mente y el corazón de Dios; allí su fe reemplaza nuestra duda. Orar y ayunar
ayuda a soltar la fe de Dios dentro de nosotros. Su fe dentro de nosotros produce
el milagro, no el ayuno. Ayunar y orar en esta instancia sirve como un pasadizo
hacia la plenitud de la fe que existe en el corazón de Dios. Una vez más, no es
por nuestras obras, sino por la fe y la gracia extendida hacia nosotros.
6. Aprenda a oír la voz de Dios
Para operar en lo sobrenatural, debemos desarrollar una sensibilidad
especial hacia la Persona del Espíritu Santo. Dios no opera con recetas de
cocina y no lo hace siempre de la misma manera. Esto puede ser frustrante, pero
es cierto. Vemos esto aún en la vida de Jesús. Él vio señales y maravillas
constantemente en su vida diaria. Pero nunca oró de la misma manera por todas
las personas.
A veces Jesús impuso manos sobre la gente, otras les enseñó a hacer
cosas específicas y otras hizo cosas muy inusuales, como escupir formando barro
y colocándoselo en los ojos a una persona. Fue muy poco convencional y guiado
por el Espíritu. La clave aquí es que sólo hizo lo que vio hacer a su Padre
(Juan 5:19).
Esta habilidad para oír y ver las acciones de su Padre celestial surgía
del tiempo que pasaba en oración y comunión con Él. Si queremos sensibilizar
nuestros ojos y oídos espirituales, debemos ubicarnos en el lugar donde podamos
ver y oír a Dios. Esto requerirá pasar tiempo en los “lugares desérticos” para
poder establecer toda nuestra mente y corazón en Él. Cuando ejercitamos
nuestros sentidos espirituales aprendiendo a oír y no sólo a hablar, seremos
guiados por el Espíritu para ver manifestaciones maravillosas de su poder.
7. Asóciese con la unción
Una clave importante para ser elevado hacia otro nivel del poder de
Dios, fue aprender que es correcto moverme hacia los lugares donde Él se está
moviendo. Algunos dicen: “Bien, si Dios quiere darme algo, puede venir a
dármelo justo aquí en mi cuarto. No necesito irme a ningún lado”. Seguro que
Dios puede encontrarnos en nuestro propio cuarto y muchas veces lo hace. Sin
embargo, eso no niega el hecho que podemos atrapar la unción al estar donde
Dios se está moviendo.
Encuentre gente y ministerios que se están moviendo en el poder de Dios
y acérquese a ellos. Aprendemos de otros y recibimos una impartición de poder
por medio de la asociación. Estos encuentros corporativos con Dios no
reemplazan la devoción que expresamos en nuestro lugar privado de oración.
Simplemente suman y refuerzan a nuestra relación con Dios. Fui bendecido por
poder asociarme y unirme a algunas de las personas más ungidas sobre la tierra
hoy. Esa amistad no sólo agitó mi fe, desató una transferencia de sabiduría,
revelación y poder hacia mi propia vida y ministerio.
El compañerismo ungido es crucial para cultivar la unción en su vida.
Esa comunión puede ocurrir compartiendo una taza de café o por oír enseñanzas
ungidas por CD o videos, así como adorando juntos en una reunión.
Asóciese con el poder de Dios moviéndose hacia donde Él está.
8. Sea motivado por el amor
Un factor que considero el más crucial de todos y quizá el ingrediente
más olvidado, es el amor. Jesús tuvo compasión y sanó a los enfermos (Mateo
14:14). No tendremos poder si el amor de Dios no se derrama en nuestros
corazones. El amor debe ser el fundamento de todo lo que hacemos. Debe ser el
fundamento para nuestro deseo de poder espiritual. Sin amor, el poder nos
guiará hacia el orgullo y a la auto promoción. Realmente, sin el amor de Dios
en nuestros corazones por la gente, el poder es vacío (1 Corintios 13:2).
El amor es la mayor manifestación del poder de Dios. Por amor Jesús
caminó en obediencia total. Por amor el poder del pecado y satanás fueron
derrotados. Por amor entregamos nuestras vidas unos por otros. El amor es lo
que motiva nuestra fe (Gálatas 5:6).
El amor es lo que nos lleva a vivir en el Espíritu. El amor es la mayor
virtud de todas. Sin fe no podemos agradar a Dios. Pero sin amor, no podremos
conocerlo en lo absoluto. El amor lleno de verdad es el arma más poderosa
contra el pecado, la tentación, las ofensas, la desunión, la enfermedad, la
opresión, la corrupción espiritual y la muerte. El amor lo conquista todo.
Mientras aplica estos principios a su vida y camina con Dios, espere
ver su poder glorioso y su unción desatándose en y a través de usted. ¡Allí
afuera hay alguien que espera por su milagro!