domingo, 10 de abril de 2016

“SAUL, EL HOMBRE QUE PERDIÓ LAS BENDICIONES DE DIOS”



LA DESOBEDIENCIA DE SAÚL


Una vez que Saúl recibió las bendiciones de Dios, tanto espirituales como materiales, empezó a hacer lo que él creía o pensaba sin tener en cuenta la voluntad de Dios. 1) I Samuel 13:9 “Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto”.
A simple vista pareciera que Saúl hizo bien, pero Dios había establecido que fueran los sacerdotes quienes ofrecieran los sacrificios, y él lo sabía, así que deliberadamente desobedeció al Señor lo cual es rebeldía, al usurpar la función del sacerdote.
I Samuel 13:11-13 “Entonces Samuel dijo: ¿Qué has hecho? Y Saúl respondió:
Porque vi que el pueblo se me desertaba, y que tú no venías dentro del plazo señalado, y que los filisteos estaban reunidos en Micmas, me dije: Ahora …”. Como vemos, para Saúl era mucho más importante lo que pensaba la gente que agradar a Dios, y para empeorar las cosas se justificaba dando excusas en vez de arrepentirse por haber ofendido a Dios.
arrepentimientoSamuel, el profeta, le dijo a Saúl de parte de Dios que su reino hubiera podido ser confirmado, pero no sería así. De esta manera, Saúl perdió de esta manera el reino para su descendencia.
La clave para mantener la autoridad es someterse uno mismo bajo autoridad.
2) I Samuel 15:3,9 “Ve, pues, y hiere a Amalec, y destruye todo lo que tiene, y no te apiades de él; mata a hombres, mujeres, niños, y aun los de pecho, vacas, ovejas, camellos y asnos … Y Saúl y el pueblo perdonaron a Agag, y a lo mejor de las ovejas y del ganado mayor, de los animales engordados, de los carneros y de todo lo bueno, y no lo quisieron destruir; mas todo lo que era vil
y despreciable destruyeron”.
Vemos que una vez más Saúl hace lo que quiere desobedeciendo a Dios.
I Samuel 15:10-11 “Y vino palabra de Jehová a Samuel, diciendo: Me pesa haber puesto por rey a Saúl, porque se ha vuelto de en pos de mí, y no ha cumplido mis palabras. Y se apesadumbró Samuel, y clamó a Jehová…”. Dios se entristeció y Samuel tuvo en su corazón la misma tristeza.
I Samuel 15:13-21 Vino, pues, Samuel a Saúl, y Saúl le dijo: Bendito seas tú de Jehová; yo he cumplido la palabra de Jehová. Samuel entonces dijo: ¿Pues…” Saúl volvió a dar excusas para justificarse discutiendo con Dios al discutir con el profeta y echó la culpa al pueblo.
I Samuel 15:22-23 “Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención…”.
Fue desechado por Dios para que no fuera más rey.
I Samuel 15:24-29 Entonces Saúl dijo a Samuel: Yo he pecado; pues he quebrantado el mandamiento de Jehová y tus palabras, porque temí al pueblo y consentí a la voz de ellos. Perdona, pues, ahora mi pecado, y…”. Pareciera que se arrepintió, pero no fue así, porque lo único que le importaba era que Samuel fuera con él para que el pueblo lo viera porque no le importaba lo que Dios pensaba. Notemos que Saúl nunca se humilló delante de Dios para pedirle perdón.
Perdió el reino y Dios decidió dárselo a otra persona.
3) David fue ungido por Samuel como rey de Israel. I Samuel 16:13-14 “Y los tres hijos mayores de Isaí habían ido para seguir a Saúl a la guerra. Y los nombres de sus tres hijos que habían ido a la guerra…”
Al apartarse de Saúl el Espíritu de Jehová quedó a expensas de la opresión de demonios de envidia, amargura y odio.
Finalmente, los enemigos de Israel lo vencieron en batalla y murió en sus manos.
I Samuel 31:1-5 “Los filisteos, pues, pelearon contra Israel, y los de Israel huyeron delante de los filisteos, y cayeron muertos en el monte de Gilboa. Y siguiendo los filisteos a Saúl y a sus hijos, mataron a Jonatán, a…”. Aprendamos lo que el Señor nos enseña en este pasaje de la Biblia: 1) Obediencia para vivir de acuerdo a su voluntad y no a la nuestra. 2) Humildad para arrepentirnos delante de Dios sin excusas ni culpar a otras personas.
Muchas personas han perdido bendiciones que Dios les había dado por no haber querido aprender a vivir en humildad y obediencia al Señor.
III. PREGUNTÉMONOS
1. ¿Habrán bendiciones que Dios me dio y las perdí por desobediencia?
2. Si ese fuera el caso, ¿Qué me es necesario hacer?

Todos hemos ofendido a Dios, hemos pecado. El Señor Jesucristo murió en la Cruz voluntariamente recibiendo el castigo de nuestros pecados. Juan 3:16 “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en Él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Arrepiéntete pídele perdón y recíbele como tu único Salvador y Señor.

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