A veces pareciera que no hemos creído en el DIOS TODOPODEROSO del cual la Biblia habla. Y digo esto porque nuestras actitudes, nuestras reacciones frente a los problemas de la vida o las crisis que enfrentamos reflejan la poca fe que en ocasiones le tenemos a Dios.
Tenemos fe en tantas cosas y nos cuesta tanto tener fe en Dios. Por ejemplo, cuando abres el grifo para lavarte las manos, lo abres confiando que saldrá agua y por supuesto que sale agua. Si vas a tu refrigerador en busca de comida, lo abres esperando encontrarla, si sales a tu empleo y tienes que tomar un autobús, sales esperando que ese autobús pase a la misma hora de todos los días, si entras a tu habitación y esta oscura, presionas un botón para encender la luz y es obvio que esperas que la luz aparezca. Hay cosas tan sencillas en las que demostramos fe, esa fe que no nos hace dudar, porque nadie duda que cuando se abre el grifo de agua salga otra cosa, o cuando enciendes la luz de tu habitación está no se encienda, y es que casi nunca dudamos de cosas que hacemos diariamente porque tenemos la fe que funcionaran o nos darán los resultados que esperamos, pero en lo espiritual se no hace difícil confiar en que Dios nos ayudara o nos dará las respuestas que necesitamos.
Confiar
en Dios es creer en lo que no veo, es esperar a que las cosas se den y terminen
bien a pesar que van muy mal, es saber que las cosas no están acabadas y que
todavía hay una oportunidad. Confiar en Dios es decirle a mi mente que no creo
en lo que me predica, sino en lo que Dios ha dicho en su Palabra, es ver con
mis ojos espirituales más allá de lo que mis ojos carnales ven, es ver las
cosas que no son, como que si fueran, es ir en contra de la corriente, es
seguir creyendo en lo que Dios va a hacer a pesar que todos me dicen lo
contrario. Confiar en Dios es tener la plena seguridad de que pase lo que pase
estaré seguro, porque Él es quien me cuida y me protege, por lo tanto
independientemente de la respuesta que reciba, mi vida estará segura en Él. El
Apóstol Pablo escribió lo siguiente: “Por lo cual asimismo padezco esto; pero
no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es
poderoso para guardar mi depósito para aquel día” 2 Timoteo 1:12 (Reina-Valera
1960).
Saber
en quien hemos creído no debe dar seguridad y confianza de que TODO estará
bien, es ver más allá de lo que nuestros ojos humanos ven, es confiar más allá
de lo que nuestra mente quiere hacernos pensar, es escuchar la voz divina que
nos susurra al oído que todo estará bien y que no hay nada de que preocuparse. ¿Sabes
que necesitamos todos nosotros?, confiar en Dios y declarar como el Apóstol
Pablo: YO SÉ EN QUIÉN HE CREÍDO.¡Tranquilo!, ¡Calma!, ¡Ten Confianza!, ¡No te
desesperes!, Confía en Él, porque Él es Poderoso para cambiar cualquier
panorama contrario. ¡Confía en Dios! “Declaro lo siguiente acerca del Señor: Sólo
él es mi refugio, mi lugar seguro; él es mi Dios y en él confío”. Salmos 91:2
(Nueva Traducción Viviente)
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