viernes, 17 de febrero de 2017

¿QUÉ SIGNIFICA LLEVAR FRUTO PARA DIOS?


“Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios” (Romanos 7:4)
Ahora que hemos sido salvados, libertados de nuestros pecados y santificados por medio de la preciosa sangre de Jesucristo, nuestros cuerpos no son más dados para servir al pecado, sino para servir a la justicia llevando fruto para Dios. Llevar fruto para Dios es así importante, que Jesús afirma que todos los creyentes que no llevan fruto serán quitados de Él y echados en el fuego. Como está escrito: “Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto” (Juan 15:2). Noten que Jesús está hablando de los creyentes, de hecho dice que todo pampano que EN ÉL no lleva fruto será quitado. Los incredulos que todavía no han nacido de nuevo no están en Él, no están en Cristo porque sólo los que están en Cristo son nuevas criaturas (2 Corintios 5:17).

Y ahora vamos a ver en la practica lo que significa llevar fruto para Dios.
“Mas ahora que habéis sido libertados del pecado y hechos siervos de Dios, tenéis POR VUESTRO FRUTO LA SANTIFICACIÓN, y como fin, la vida eterna” (Romanos 6:22)
A la luz de estas Palabras del apóstol Pablo, es procurando la santificación sin la cual nadie verá al Señor (Hebreos 12:14) que podremos llevar fruto para Dios permaneciendo en la vid que es Cristo Jesús. Y para permanecer en la vid, hay una condición NECESARIA que se nos dice por el apóstol Juan en su primera epistola: “Y EL QUE GUARDA SUS MANDAMIENTOS, PERMANECE EN DIOS, Y DIOS EN ÉL” (1 Juan 3:24).

Hermanos y hermanas en el Señor, es precisamente guardando los mandamientos de la ley de Cristo bajo la cual estamos (1 Corintios 9:21) que nos podremos permanecer en la vid llevando el fruto de la santificación con el fin de la vida eterna. Es por eso que el apóstol Pedro, citando la ley de Moisés nos dijo: “como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:15-16).

Procuremos, pues, la santificación porque esta es la voluntad de Dios para con nosotros (1 Tesalonicenses 4:3) observando Sus mandamientos que no son gravosos, más bien nos hacen libres para servir Aquel que murió por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación. Cómo Él dijo: “Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no permanecéis en mí. Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer” (Juan 15:4,5) y “El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y EL QUE ES SANTO, SANTIFÍQUESE TODAVÍA” (Apocalipsis 22:11).
La gracia y la paz de Dios sean con todos ustedes que están en Cristo.

Enrico Maria Palumbo

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