miércoles, 29 de junio de 2016

DIOS HA DISTRIBUIDO UNA MEDIDA DE FE A CADA UNO


ROMANOS 12:3

En este  mensaje acerca de Romanos 12:3-8, se comentó sobre el versículo 3 que Dios da diversas medidas de fe a su pueblo. Pablo dice que debemos pensar “con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno”. En el contexto, esta no es una referencia limitada al don espiritual único de la fe (1 Corintios 12:9), porque Pablo dice: “digo a cada uno de vosotros que no piense más alto de sí que lo que debe pensar, sino que piense con buen juicio, según la medida de fe que Dios ha distribuido a cada uno”. Al decir “a cada uno” se refiere, como antes, a “cada uno de vosotros”. Dios ha distribuido entre todos los cristianos diversas medidas de fe. Esta es la fe por medio de la cual recibimos y utilizamos nuestros diversos dones. Es la fe diaria y ordinaria por medio de la cual vivimos y ministramos.
En el contexto de ese pasaje, a Pablo le preocupa que la gente “piense más alto de sí que lo que debe pensar”. Su solución final para esta jactancia es decir que no sólo los dones espirituales son obra de la gracia gratuita de Dios en nuestras vidas, sino también la misma fe por medio de la cual utilizamos esos dones. Esto quiere decir que cualquier posible motivo de jactancia es desechado. ¿Cómo podemos jactarnos si aun el requisito para recibir un don es también un regalo?
Por eso la humildad es tan importante ante los ojos de Dios. El propósito de Dios es exactamente el mismo que se menciona en Efesios 2:8-9, donde Pablo hace hincapié en que la fe salvadora es un don: “Porque por gracia habéis sido salvados por medio de la fe, y esto no de vosotros, sino que es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe”. La fe es un don de Dios, para que nadie se gloríe; o como dice Romanos 12:3, para que no pensemos más alto de nosotros mismos de lo que debemos pensar. El último baluarte de la jactancia es creer que somos los originadores de nuestra propia fe.

Pablo sabía que la gracia abundante de Dios fue la fuente de su propia fe. Él dijo en 1 Timoteo 1:13-14: “aun habiendo sido yo antes blasfemo, perseguidor y agresor. Sin embargo, se me mostró misericordia porque lo hice por ignorancia en mi incredulidad. Pero la gracia de nuestro Señor fue más que abundante [sobre mí], con la fe y el amor que se hallan en Cristo Jesús”. Pablo era un incrédulo, pero entonces la gracia sobreabundó en él, manifestándose en la fe.
Pablo sabía que esto mismo también sucede con cualquier otro creyente. Le dijo a los filipenses: “Porque a vosotros se os ha concedido por amor de Cristo, no sólo creer en Él, sino también sufrir por Él” (Filipenses 1:29). Por esta razón, Pablo da gracias a Dios y no a la iniciativa humana por la fe que vio en sus iglesias: “Siempre tenemos que dar gracias a Dios por vosotros, hermanos, como es justo, porque vuestra fe aumenta grandemente” (2 Tesalonicenses 1:3). Damos gracias a Dios por el crecimiento de la fe, puesto que “Dios ha distribuido a cada uno” su propia medida de fe (Romanos 12:3).
Esta verdad tiene un profundo impacto en la forma en que oramos. En Lucas 22:31-32, Jesús nos da un ejemplo. Antes de que Pedro lo negara tres veces, Jesús le dijo: “Simón, Simón, mira que Satanás os ha reclamado para zarandearos como a trigo; pero yo he rogado por ti para que tu fe no falle; y tú, una vez que hayas regresado, fortalece a tus hermanos”. Jesús ora para que la fe de Pedro se sostenga aun a pesar del pecado, porque sabe que Dios es el único que sustenta la fe.
Así que debemos orar por nosotros y por los demás de esa forma. Por eso es que el padre del muchacho epiléptico gritó y dijo: “Creo; ayúdame en mi incredulidad” (Marcos 9:24). Esta es una buena oración, porque reconoce que sin Dios no podemos creer como debemos creer. Similarmente, los apóstoles le ruegan a Jesús: “¡Auméntanos la fe!” (Lucas 17:5). Ellos ruegan de esta manera porque Jesús es el único que puede hacer eso.

La enseñanza de que la fe es un don de Dios plantea muchas preguntas. Dios tiene respuestas para todos esos interrogantes. Aun si nosotros no tenemos esas respuestas, procuremos aplicar la enseñanza en su uso bíblico práctico: particularmente, en la humillación de nuestra jactancia y la estimulación de nuestras oraciones. En otras palabras, oremos diariamente: “Oh Dios, te doy gracias por mi fe, susténtala, fortalécela, auméntala. No dejes que falle. Conviértela en la fuerza de mi vida, para que en todo lo que haga tú recibas la gloria como el gran Dador. Amén”.
Pastor John Piper

. LA FE MUEVE EL CORAZÓN DEL CREYENTE HACIA LA CONVERSIÓN


LA FE DON SOBRENATURAL



La fe es también un don sobrenatural, fruto de la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas, y tiene un poder transformador único. La fe mueve el corazón del creyente hacia la conversión. Este don especial sirve como compás o brújula en el camino de la vida para determinar si nuestro rumbo se dirige hacia Dios o se aleja de la presencia divina. Humanamente ponemos excusas para justificar muchas de nuestras acciones o decisiones, que no siempre nos llevan a Dios. Decimos que somos muy jóvenes o débiles o que carecemos del conocimiento necesario para tomar las mejores decisiones. Pero la fe obra en nuestro interior permitiéndonos reconocer que cuando nuestro caminar se aleja de Dios, es hora de rectificar el rumbo, de lo contrario perderemos el sentido de nuestra existencia. Esto no ocurre por obra de magia ni en contra de nuestra libertad. Dios no se impone. Por medio de la fe reconocemos que existimos para Dios y que, como dijo San Agustín “NUESTRO CORAZÓN SIEMPRE ESTARÁ INQUIETO HASTA QUE NO DESCANSE EN DIOS” La fe mueve a la acción. Una mujer o un hombre de fe es una persona que se siente impulsada a dar testimonio de lo que cree. La fe no conduce al egoísmo o al alejamiento de la realidad; todo lo contrario, la fe nos abre a la acción en la vida diaria. Seguimos siendo padres de familia, trabajadores, estudiantes, líderes, etc., pero hacemos todo esto desde la perspectiva de la fe. Precisamente, porque tenemos fe hacemos sacrificios para asistir a los más necesitados, especialmente los que tienen hambre y sed, los forasteros, los que no tienen vestido, los enfermos y los presos (v. Mateo 25, 35-36). Porque tenemos fe estamos dispuestos a dar testimonio de que Dios ha hecho grandes cosas por nosotros en medio de un mundo que cada día se rehúsa más y más a reconocer el valor de lo sagrado. Porque tenemos fe tomamos decisiones que muchas veces son contrarias a la cultura del mundo actual, especialmente cuando tenemos que defender la vida, la verdad, la familia y la dignidad de los más vulnerables entre nosotros, usualmente las mujeres, los niños y los ancianos. No hacemos esto tanto porque tengamos buena voluntad o porque queramos realizar algo que nos haga sentir bien, sino porque la fe nos permite ver en todas estas personas el rostro de Cristo: “Yo les aseguro que, cuando lo hicieron con el más insignificante de mis hermanos, conmigo lo hicieron” (Mateo 25, 40).

martes, 28 de junio de 2016

¿DONDE ESTA, OH MUERTE TU AGUIJÓN?

SE ABRIERON LOS SEPULCROS


Muchas personas, aunque son creyentes, viven bajo el poder de los sepulcros, están cautivos de muchas ataduras que no les permiten vivir en plenitud. Al momento del “consumado es” los sepulcros se abrieron. Un momento donde la muerte no tuvo poder sobre los que estaban cautivos, para que se cumpliese la escritura: ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? (1Corintios 15.55). En este momento la evidencia de la derrota de la muerte estaba siendo concretada. Ahora nosotros no estamos bajo el temor de la muerte como dice el escritor de la carta a los hebreos: 14Así que, por cuanto los hijos participaron de carne y sangre, él también participó de lo mismo, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, 15y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre (Hebreos 2.14-15).
Muchas personas están en servidumbre, como esclavos, prisioneros de la muerte, porque no han experimentado el poder sobrenatural de la victoria de Cristo. Cuando hablamos de muerte, no solo tratamos con el cuerpo inerte de una persona, sino por la ausencia de vida. Cuando no hay dinero, hay muerte financiera; cuando hay enfermedad, hay muerte en la salud. Perdemos personas que amamos, hay muerte en las relaciones. No hay crecimiento, hay muerte que produce estancamiento.

¡Los sepulcros de muerte se tienen que abrir de nuevo! El apóstol Pablo hablo de esto: Y el postrer enemigo que será destruido es la muerte (1Corintios 15.26). Nosotros tenemos este poder sobre la muerte. Jesús vino para traer vida en abundancia, nosotros no hemos sido creados para vivir miserablemente, sino para experimentar la plenitud de todas las cosas en nuestra vida. Cuando los sepulcros se abrieron el poder de la muerte ya no existió más.
Al momento del “consumado es” el poder de la muerte esta siendo derrotado. Ahora tenemos autoridad, poder, unción para destruir la muerte y traer vida en abundancia a todas las áreas de nuestra vida. ¡Que el consumado es se manifieste nuevamente!
Recuerda que los sepulcros eran cuevas tapadas con piedras. Muchas personas viven en esos sepulcros de los miedos, temores, inseguridades, tienen una roca encima que no los deja alcanzar las metas que Dios ha preparado para ellos. Pero ahora el poder sobre la muerte abrirá esos sepulcros y el poder de la vida será manifestada.

Jesús lo demostró frente a la tumba de Lázaro, un multitud había llegado para llorar la muerte de un hombre amado a la comunidad. Jesús tardó cuatro días para llegar hasta Betania, el lugar donde vivía esa familia que Jesús amaba. ¿Por qué cuatro días? Porque entre los saduceos (un grupo religioso de aquel tiempo) decían que si la persona muerta se levantaba a la vida dentro de los tres primeros días de muerto era porque el espíritu había regresado. Por esta razón lo tenían que velar tres días.
Jesús llegó al cuarto día, porque si hubiera llegado antes para hacer el milagro seguramente la gente hubiera pensado que el espíritu había regresado a Lázaro y el milagro hubiera sido negado. Las hermanas le reclamaron porque no había venido antes a sanarlo, pero Jesús dijo: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá (Juan 11.25). ¡El que cree en mí la muerte no tiene potestad sobre é!
¡Si pudiéramos creer en esto! De ninguna manera tendríamos que vivir bajo escases, estancamiento, enfermedad. Jesús ordeno: ¡Quiten la piedra! Era el momento de ejercitar la fe, esa piedra estorbaba para ver el milagro. Aún Marta, la hermana del que había muerto, le dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días (Juan 11.39). La respuesta de Jesús se ha convertido en una frase célebre para los que queremos creer. ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? (Ver. 40). Lo único que Dios nos pide para ver a la muerte huyendo de nosotros es CREER.
Esa piedra es un estorbo, había que quitarla para ver a Lázaro salir dando saltos fuera de la tumba. ¡Lázaro, ven fuera! (Ver. 43). Todo un gran espectáculo ver la muerte derrotada en un acontecimiento sobrenatural y glorioso que aún los creyentes seguimos glorificando. Quitemos esas piedras de orgullo, soberbia, seamos humildes para creer. Esa piedra de la religiosidad es terrible, tenemos que quitarla para ver la muerte huyendo de nosotros. Esa piedra de la duda, incredulidad, debemos retirarla para ver a Dios operando el milagro en medio de nosotros.
¡Sea abrirán esos sepulcros de muerte! La vida de Cristo es manifestada una vez más en medio de nosotros. Solo tenemos que creer.
Oremos de esta manera: Padre creo que Jesús resucitó y al momento la muerte fue derrotada, ahora nos toca a nosotros destruirla por medio de la fe. Ahora mismo creo que la muerte es deshabilitada en mi vida, porque el poster enemigo que será destruida es la muerte. La muerte no tiene poder alguno sobre la vida abundante que Dios nos da. Gracias Jesús porque ahora mismo la vida es manifestada sobre mi, mi casa, salud, trabajo, familia. Amén.
Te ha edificado este mensaje... compártelo, predícalo, cópialo, pégalo en tu muro, bendice a otros!!

lunes, 27 de junio de 2016

DIOS ES AMOR

¿QUE SIGNIFICA DIOS ES AMOR?
         

La Biblia enseña que Dios nos ama, pero también enseña que Dios es amor. Primera de Juan 4:7-9 revela: “Queridos hermanos, amémonos los unos a los otros, porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él y lo conoce. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él.” 
En el griego original utilizado para escribir el Nuevo Testamento, hay más que una palabra para amor. La palabra griega agapos, a menudo referido como el amor ágape, es la palabra usada en 1 Juan 4. Se utiliza cuando se habla de un amor incondicional. Este amor de Dios no tiene límites.
Dios no sólo da amor; Él es la fuente del amor. Como el Creador de todo (Génesis 1:1), Él es el que creó el amor. Es a causa de Su amor que somos capaces de amar. Como señala 1 Juan 4:19, “Nosotros amamos a Dios porque él nos amó primero.”
La máxima expresión de Dios como amor fue a través del Hijo, Jesucristo. Dios nos creó, nos sostiene, y se ha revelado a nosotros a través de Jesús. Juan 1:14 declara: “Y el Verbo se hizo hombre y habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.” Entre los más famosos pasajes bíblicos sobre el amor es 1 Corintios 13. En estos versículos encontramos un retrato del amor de Dios expresado en términos poéticos que muestra muchos de los aspectos del amor de Dios hacia nosotros. Se nos dice: “El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue.” (1 Corintios 13:4-8) Además, Juan 3:16 enseña: “Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna.” Dios ha dejado en claro que su amor, por medio del Hijo de Dios, Jesús, proporciona una oportunidad para que los que creen pasen la eternidad con Él. Es el deseo de Dios que podamos disfrutar de su amor en esta vida y, también, por toda la eternidad.  La Biblia también es clara en que no hemos hecho nada para merecer el amor perfecto de Dios.Romanos 5:8 dice, “Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.” Aún cuando Jesús sabía que íbamos a fallar e incluso antes de que naciéramos, Él dio su vida como la máxima expresión de su amor.

Dios es amor. Él creó el amor, nos creó para amarlo, y ha extendido su amor a cada uno de nosotros. Nuestro reto es aceptar su gran amor (Efesios 2:8-9) para que podamos experimentar Su amor en nuestras vidas hoy en día (Juan 10:10) y por la eternidad (Juan 3:16).

sábado, 25 de junio de 2016

UNA MANERA DE ACERCARSE A JEHOVA

Te invito a que allí donde estas repitas esta oración conmigo:

Resultado de imagen para ORAR“Padre Santo, en esta hora vengo delante de ti en primer lugar reconociendo tu grandeza y tu poder, dando gloria a ti por todo lo que haces y permites, estoy seguro que tu eres Soberano y que tienes todo bajo control, en esta hora reconozco que he estado luchando en mis propias fuerzas, con mis capacidades humanas y me he olvidado de depender de ti. Hoy quiero comenzar de nuevo, quiero rendir mis capacidades y mis fuerzas a ti, para que tú las uses de la forma que quieras y me ayudes a vencer esas áreas de mi vida que tú sabes bien que necesito mejorar. Ayúdame Dios mío, te necesito, reconozco que mi vida depende de ti, reconozco que tu eres el ÚNICO CAPAZ  de ayudarme a salir de esta situación, hoy quiero comenzar a esperar en ti, a confiar plenamente en lo que tu vas a hacer, aumenta mi fe, hazme dependiente de ti, quiero vivir para ti y confiar solo en ti Señor a partir de este día dame las fuerzas para vencer cualquier área de mi vida, dame la voluntad, la decisión, el deseo, el dominio propio para vencer en tú Nombre cualquier cosa que se me presente, quiero depender de ti, quiero rendirme a ti, pero sobre todo quiero depositar mi confianza total en que tú me ayudaras, ¡Ayúdame Señor! ¡Haz de mi el siervo o sierva que tu siempre has querido!, ¡Hoy me rindo a ti!, en el Nombre Poderoso de Jesús, Amén.”

¡DIOS ES CAPAZ, solo ríndete y confía en Él!

viernes, 24 de junio de 2016

JEHOVA; MI FUERZA, MI ROCA Y MI FORTALEZA


¿Estás en una situación difícil? ¿Pasas por muchos problemas? ¿Estás sufriendo? Por más difícil que sea tu situación, precisamente es en estos momentos que debes decir como el salmista en el salmo 18:

"Yo te amo, Señor, mi fuerza. El Señor es mi roca, mi fortaleza y mi libertador. ¡Oh mi Dios, roca en que me refugio, mi escudo, mi fuerza y mi salvación!
Cierto es hermano, el Señor es tu fortaleza, tu protector, el es quien te socorre. Aunque veas difícil la solución a tus problemas, confía en el Señor así como el salmista confió al escribir tan hermosas palabras que nos dan aliento.
"En mi angustia clame al Señor, invoque a mi Dios, y desde su templo oyó mi voz, llego mi clamor a sus oídos".
Clama al Señor, invoca a Dios, porque en medio de tu angustia, de tu problema, o situación el te escuchará y como un padre con su hijo, El te ayudará.
"Ningún tropiezo en el camino de Dios. La palabra del Señor es segura, el es un escudo para cuantos se acogen a El."
Dios cumple siempre sus palabras, sus promesas. Por eso confía en que Jesús resolverá tu situación cualquiera que sea. El es tu escudo contra los que te quieran hacer daño.
"Mi Dios me llena de fuerza y allana mis caminos. El hace mis pies como de siervo y me quedo de pie sobre la altura. El adiestra mis manos para el combate, y mis brazos para tensar el arco de bronce."
Solo Dios te llenará de fuerza, quien enderezará tu vida. El te dará todas las herramientas necesarias para seguir hacia adelante y luchar en ese combate que con tu confianza puesta en Jesús tendrás la victoria. Amén
PUBLICADO POR SERVIDORES DE CRISTO NO HAY COMENTARIOS:
El poder de la oracion en nuestras vidas
Nosotros los seres humanos enfrentamos diversos problemas y situaciones en nuestras vidas, que nos deprimen, que nos hacen perder las fuerzas, y hasta nos hacen perder la fe. Y este punto es bien importante, llegamos a perder la fe, de que Dios puede interceder en nuestros problemas y en nuestras angustias. Y una muestra bien importante de que Dios conoce nuestras necesidades está en las promesas, donde el se compromete estar con nosotros en todo momento y no solo en los momentos buenos y felices solamente, todo lo contrario, en medio de los problemas y las dificultades es cuando más cerca está Dios y una promesa bien importante de señalar es:
“Cercano está Yahveh a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras. Cumplirá el deseo de los que le temen; oirá asimismo el clamor de ellos, y los salvará”. Salmo 15:29
Que promesa más hermosa mi querido hermano no solo nos promete estar con nosotros en cada momento, en cada circunstancia; sino que también cumple las peticiones de quienes le invocan de corazón y con plena fe de que Dios puede hacer de esa petición una realidad.
"Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, Así será mi palabra que sale de mi boca;no volverá a mi vacía, sino que hará lo que yo quiero y será prosperada en aquello para que la envié." Isaías 55:10,11
Esto significa que sus promesas y sus palabras no fueron dichas para que no se cumplieran, todo lo que contrario en ésta promesa Dios nos dice que las palabras que salen de su boca no pueden regresar a EL sin antes haberlas hecho germinar en tu vida, en tus problemas, en tu familia, en tu relación de pareja. Dios quiere que tú y yo confiemos que el está más cerca de nosotros de lo que imaginamos. Muchas veces nos hundimos en nuestros sufrimientos sin encontrar una esperanza, ni salida a tus problemas; pero hoy vengo hablarte de un Dios que nos promete estar cerca de nosotros en momentos de angustia, de escuchar nuestras peticiones y concedernos la gracia de que se hagan realidad, según nuestra fe, pero sobre todo con el poder de la oración. La oración es la herramienta más valiosa que Jesús nos deja para comunicarnos con Dios y expresarle nuestros sentimientos y preocupaciones y como dice en la palabra de Dios en Jeremías 33:3 "Clama a mi, y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que no conoces".
Todo lo que le pidamos a Dios mediante la oración El lo va escuchar y va a realizar su obra más grande de lo que imaginamos, solo debemos creer firmemente en que Dios nos ama y quiere vernos felices y fortalecidos. Por eso la oración nos ayuda a estar más cerca de Dios y a entender sus planes en nuestras vidas. Jesús antes de ser entregado oró al Padre en el Huerto de Getsemani, reconociendo que por medio de la oración el Padre iba a brindarle fortaleza y aliviar su ansiedad. Vamos a seguir el ejemplo que Jesús nos deja y a confiar en el poder de la oración.
Me invocará y yo le responderé; con el estaré yo en la angustia; lo libraré y le glorificaré". Salmo 91:15"
Hermanos ya queda expresado la fidelidad de Dios en nuestras vidas, por lo tanto vamos a confiar en que El puede hacer obras grandes en nuestras vidas, vamos a permitirle a Dios ser Dios. Y que por medio de la oración nos siga bendiciendo a nosotros, a nuestras familias y al mundo entero. Amén.
Oración:
Señor, tu me formaste y me creaste a tu imagen y a tu semejanza, permite Padre que yo pueda reconocer tu presencia en mi vida y que por medio de la oración tu aumentes cada día mi fe y me fortalezcas con tu Espíritu Santo. Bendice mis pasos y nunca te alejes de mi vida. Señor Jesús perdóname por mis faltas, renuévame y conviérteme hoy en una persona renovada y fortalecida en la fe. Amén.
Es Dios mi fortaleza
Muchas veces nos sentimos tristes y angustiados en esta vida, y no encontramos algo que nos de fortaleza.Nos pasan muchas cosas y nos preguntamos porque me pasa esto a mi? Pero sabes algo mi querido hermano, así como tu te sientes así me sentía yo. Hasta que encontré la fuente que me dio fortaleza y consuelo,y, que me ayudó y me brindó todas sus fuerzas para yo salir de la situación que me encontraba. Esa persona que cargo con nuestros pecados y nos dio la salvación llamada Jesucristo me ayudó. Dice en su palabra en mateo 11:28 "Vengan a mi los que estén cansados y agobiados que yo los aliviaré". Hermano, esta promesa de nuestro Señor es hermosa. Te está diciendo claramente que VAYAS A EL para El aliviarte. Ese es el deseo de Jesús, sanar tu alma, tu dolor, tus heridas y tus enfermedades. Te preguntarás como puedo dejar mis problemas y enfermedades al Señor? , lee bien, dice en hebreos 11:1 que "la fe es la certeza de lo que se espera la convicción de lo que no se ve" , es decir, lo que tu estas esperando del Señor, tienes que creer firmemente que ya lo tienes aunque tus ojos vean lo contrario. Digo esto porque en Santiago 1:6-7 dice" Pero que pidan con fe, sin vacilar, porque el que vacila se parece a las olas del mar que están a merced del viento. Esa gente no puede esperar nada del Señor". Ves lo que dice Santiago, QUE NO PUEDES PEDIR CON DUDAS, porque si es así, no esperes recibir nada de Dios. Cuando hagas tu petición al Señor, se firme. Que te quiero decir con esto, que necesitas confiar ciegamente en Jesús, saber que el lo hará. Aunque cada día veas la misma situación, ORA MAS y pídele al Señor que no te deje dudar, que aumente tu fe, y el no te fallara ni te desamparara. "Dios no es hombre para mentir, ni hijo de hombre para volverse atrás" Números 23:19, así que toda promesa de Dios se tiene que cumplir, SOLO SI CONFÍAS. Deja tus problemas en las manos de ese que te protege, y confía, y él te dará las fuerzas necesarias para ti. No te preguntes como el Señor lo hará, solo confía de que él lo hará.

Recuerda: Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. Filipenses 4:13

FORTALEZA EN MOMENTOS DIFÍCILES


DEVOCIONAL


Hoy te encuentres en un episodio en el cual no sabes que hacer no sabes que decisiones tomar o cómo afrontar lo que estás viviendo.
Es en los momentos más difíciles de la vida en los cuales tenemos los mejores encuentros personales con Dios. Y es que pareciera ser que nuestro espíritu se sensibiliza cuando vemos que todo está en nuestra contra y es allí cuando somos más sensibles a la presencia de Dios y audibles a su voz.
Hoy quizá te encuentres en un episodio de esos, en los cuales no sabes que hacer, en los cuales no sabes que decisiones tomar o cómo afrontar lo que estás viviendo, sin embargo estoy seguro que en medio de todo lo que puedas estar viviendo vas a encontrarte con el Señor de una forma única.
¿Qué se necesita para experimentar a Dios de una forma única?, por mi experiencia me he dado cuenta que lo que personalmente necesito para encontrarme con Dios de una forma especial y única es encontrarme contra la espada y la pared, y es que por alguna razón es en esos momentos en donde más disfruto de su presencia, esos momentos en donde no sé que hacer y en donde lo único que siento es que necesito de Él, en donde me siento dependiente de Él y mi corazón se humilla, mi mente se reverencia y mi espíritu se quebranta, es en esos momentos en donde más fuerte me siento.
Y es que en los momentos en donde más débiles parecemos son los momentos en los que nos hacemos más fuertes. El Apóstol Pablo lo decía de está forma:
“pero Dios me ha contestado: «Mi amor es todo lo que necesitas. Mi poder se muestra en la debilidad.» Por eso, prefiero sentirme orgulloso de mi debilidad, para que el poder de Cristo se muestre en mí. Me alegro de ser débil, de ser insultado y perseguido, y de tener necesidades y dificultades por ser fiel a Cristo. Pues lo que me hace fuerte es reconocer que soy débil.” 2 Corintios 12:9-10 (Traducción en lenguaje actual)
Es posible que hoy te sientas débil pero eso de una u otra forma es buena noticia, porque al doblar tus rodillas, al humillarte delante de Dios y reconocer tu necesidad de él te llevará a ser más fuerte.
Tu eres fuerte porque tus debilidades te han hecho fuerte, porque el poder de Dios se perfecciona en esos momentos en donde sientes que ya no puedes. Y es que no me vas a dejar mentir que es en esos momentos en los que sientes que vas a dejar todo en donde Dios se encuentra contigo de una manera única y especial para darte la fortaleza que necesitas.
Son en esos momentos de lágrimas y de dolor en donde nuestro espíritu se renueva y en donde Dios nos regala nuevas fuerzas para enfrentar lo que hace momentos pensábamos que no podíamos enfrentar.
Hoy te invito a doblar tus rodillas delante de Dios, a reconocer tu necesidad profunda de Él, a reconocer tus debilidades y al mismo tiempo reconocer que ya no puedes más, cuando esto ocurre en un ambiente espiritual Dios se manifiesta de una forma especial a tu vida, abrazándote con su presencia, ministrándose con su Santo Espíritu, fortaleciendo cada área de tu vida, renovando tu mente, ampliando tu visión con fe y diciéndote:
“Aunque tengas graves problemas, yo siempre estaré contigo; cruzarás ríos y no te ahogarás, caminarás en el fuego y no te quemarás porque yo soy tu Dios y te pondré a salvo. Yo soy el Dios santo de Israel.” Isaías 43:2-3a (Traducción en lenguaje actual)
¡Vamos! ¡Adelante! ¡Dios te hará fuerte en tu debilidad! ¡Dios está contigo!
Enrique Monterroza



    

miércoles, 22 de junio de 2016

HAZ UN BUEN DEVOCINAL

“Muy de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, Jesús se levantó, salió de la casa y se fue a un lugar solitario, donde se puso a orar”. Marcos 1:35


A Solas en Intimidad con el Padre
Este artículo tiene la intención de enseñar una de esas cosas que tenemos que hacer desde el primer momento en el que aceptamos seguir a Jesús y El es ahora nuestro Señor y Salvador; no es algo que debamos postergar hasta que nuestra fe haya crecido, por el contrario, es algo vital que tenemos que practicar diariamente, y que debemos ir mejorando cada vez más.
¿QUE ES UN DEVOCIONAL?
¿Feel like doing a devotional?Es un momento del día, el cual apartamos intencionalmente para estar a solas con Dios. Esto nos ayudará a crecer espiritualmente como seguidores de Jesucristo. Es cuando le ponemos pausa a todo, y sacamos un momento para hablarle a Dios (orar) para oírlo (escuchar su palabra) para agradecerle, cantarle, alabar y adorar, pedirle lo que le queramos pedir. En fin, un tiempo devocional es un precioso momento para compartir con Dios, oír su voz, aprender  a gozarnos más del amor infinito del Padre. Debe ser para todo creyente el major y más importante momento del día!
¿Por qué hacer un devocional?
Bueno, cuando una persona desea acercarse a otra, o luchar por un objetivo, debe hacer cosas que la lleven hacia ese objetivo. Si queremos acercarnos a alguien, debemos pasar tiempo con esa persona, tener una excelente comunicación; si queremos lograr un objetivo, por ejemplo, una meta deportiva como levantar  pesas, entonces tenemos que disciplinarnos deportivamente hacia alcanzar esa meta, tenemos que entrenar, tenemos que hacer sacrificios los cuales nos hacen más fuertes.
Debemos hacer el devocional diario porque necesitamos acercarnos a Dios, porque tenemos que entrenarnos como cristianos en la oración; porque es imposible estar cerca de Dios si nunca le hablamos ni le escuchamos, si nunca compartimos tiempo con él.
¿Pasos para hacer un devocional diario?
Es como preguntar ¿qué hacer para acercarse más a un amigo o querer conquistar el amor de otra persona? Muy bien, para acercarse más a una persona lo primero es brindarle Amistad y todo el amor que le pueda dar, se hablan por teléfono, se intercambian detalles bonitos, se escuchan, o simplemente pasan el tiempo haciendo alguna cosa que les guste hacer.
Pues bien, ¿qué hacer para acercarse a Dios? Lo mismo.  Debemos abrir nuestro corazón enormemente, tener buena disposición para hablar con Dios. Anhelar su presencia.
Hacer el devocional nunca debe ser aburrido, ni hacerlo por imposición. Jamás puede ser aburrido hablar y pasar tiempo con una persona a la que nos queremos acercar.
Si amamos a Dios, y si anhelamos de corazón acercarnos a él, más bien debemos esperar con ansias el momento del día en el cual podamos alejar todo lo demás y sacar tiempo solo para crecer, para estar a solas con él y desahogarnos en intimidad con El.
En un devocional debemos orar, podemos hablar con Dios todo lo que queramos, agradecerle, confesarle, pedirle, alabarle, gritarle, llorarle, cantarle, lo que sea. La oración durante el devocional no tiene estructura definida, ni existen una única forma de hablarle a Dios; al contrario, podemos hablarle a Dios como nosotros queramos, cuando sea y como sea.
“Toda la escritura es un mensaje enviado por Dios, y es útil para enseñar, reprender, corregir y mostrar a la gente como vivir de la manera que Dios  manda, para  que el siervo de Dios este listo y completamente capacitado para toda buena obra”. 2 Timoteo 3: 16-17
Básicamente lo que Pablo quería decir cuando le escribió esto a Timoteo es que La Palabra de Dios es útil no sólo para enseñarte, sino también para decirte en qué estás fallando o qué estás haciendo mal. La Biblia no sólo te muestra cómo debes caminar sino que también claramente te muestra cuando tu camino no es el correcto.
La Palabra de Dios no sólo me indica si me he desviado, además me ayuda a retomar el camino correcto.
¿Cómo y cuándo hacer el devocional?
1. El Mejor Momento: en la mañana
La experiencia de muchas personas dice que uno de los principales obstáculos que enfrentan cuando quieren hacer su devocional diario es el sueño y el cansancio. Es más, muchas veces empiezan y ni siquiera pueden terminarlo porque nos quedamos dormidos.
Consejo: No dejar el devocional para el último momento del día; podemos sacrificar un ratito de nuestro tiempo al levantarnos en la mañana, es el major momento del día, porque nuestra mente está despejada y major dispuesta para recibir la Palabra de Dios. La cantidad de tiempo que uses dependerá de tu entusiasmo, interés y disciplina. Comienza al principio con 5 o 10 minutos e hirás aumentando el tiempo cada vez que experimentes el placer de estar a solas con tu Padre Celestial.
2. Música y Alabanza
Nos podemos ayudar de muchísimas cosas para hacer del devocional un momento efectivo y  provechoso. Podemos por ejemplo, comenzar con música cristiana para alabar el nombre de Dios, o para orar y hablar con él; existe muchísima música cristiana de calidad en la internet o en CDs.
3. Escoger un Sitio Adecuado
Es necesario también contar con un lugar donde podamos tener bastante paz, y que estemos lejos de distracciones; es muy difícil concentrarnos para hacer un devocional cuando tenemos un televisor en frente, o si el muchacho  tiene la música  a todo volumen, el radio, si el teléfono suena constantemente, o si los niños o el esposo están gritando,  en fin, lo ideal es contar con un lugar tranquilo, en el que tengamos suficiente calma, tranquilidad, y que no tengamos muchas distracciones. Recuerda, la meta es estar en intimidad con Dios!
4. Leer la Biblia
El centro del Devocional diario es leer, estudiar, meditar y aprender la Palabra de Dios. Lo más aconsejable y práctico es leer libros completos. Ojalá tener un diccionario bíblico para consultar términos y vocabulario que nos ayude a comprender la Escritura. También es común usar un cuaderno de notas para escribir lo que Dios nos hable al corazón y tener un registro de cada día.
5. Comenzar y Terminar con Oración y Agradecimiento
Comienza tu devocional con oración, invitando al Espíritu Santo para que te revele lo que Dios te quiere enseñar. Haz tus peticiones. Intercede y pide a Dios por las necesidades de otros. Termina siempre con oración de agradecimiento al Señor.
Conclusión
Pasar tiempo a solas con Dios es una bella experiencia; hablarle, amarle es algo precioso que todos necesitamos vivir poco a poco; si queremos acercarnos a él cada vez más, estamos llamados a pasar con él más tiempo, a tener una mejor comunicación con él, a hacer todo el esfuerzo posible para tener momentos devocionales con él.
Este mensaje tiene como objetivo reflexionar un poco en la forma en la que estamos haciendo nuestros devocionales, en la importancia de hacerlos cada vez mejor, y más frecuentemente, en que  hagamos devocionales siempre que podamos y cuando no podamos también, y disfrutarlos, ¡porque pasar tiempo con Dios es algo maravilloso!
Si el mismo Jesús tomaba parte de su tiempo para dedicarse al Señor, ¿Por que nosotros no?, una de las claves de Jesús para soportar cualquier tipo de tentación y no pecar, fue el hecho de mantener en su vida un tiempo devocional diario, especialmente para encontrarse con su Padre.
Si queremos encontrar la victoria en nuestra vida espiritual y terrenal debemos de tratar de cultivar un tiempo de Devocional Diario.
Razones bíblicas para hacer el Devocional Diario
1. Busque la presencia de Dios con Alabanza y Adoración (Marcos 1:35; Lucas 5:16)
2. Escuche la voz de Dios por medio de la lectura del pasaje (Salmos 46:10; Juan 10:3-5).
3. Converse con el Señor por medio de la meditación. (Josué 1:8: Salmo 1:2).
4. Escriba todo lo que el Señor le muestre y enseñe, durante su meditación. (Apocalipsis 1:19).
5. Obedezca la voz del Señor por medio de la aplicación. (Salmos 119:33-34; Santiago 1:22).
6. Interceda en oración por usted, su familia, amigos, su iglesia y su pais. (Mateo 6:6).
7. Salga y comparta con otros lo que Dios le habló. (Hechos 20:35).
¿Estas teniendo tu tiempo de Devocional Diario?, si no,

¿Qué estas esperando para comenzarlo?

LEJOS DE DIOS

NO SIENTO A DIOS CERCA


El lugar de los sentimientos en la vida de fe


«Parece que esté hablando solo», «es como si le orara a la pared», «Dios me parece muy lejano». Esta dificultad para sentir a Dios es una de las quejas más frecuentes en la vida cristiana y terreno propicio para las dudas e incluso las crisis de fe si no se entiende bien el problema. Todos hemos sentido a Dios lejos en algún momento. A algunos les ocurre en la conversión, cuando esperan un sentimiento intenso de la presencia de Dios y se sienten frustrados «porque no me ha ocurrido nada especial». Por cierto, esta sensación es frecuente en los hijos de creyentes porque su conversión es progresiva, un proceso en el tiempo que hace más improbable la espectacularidad de una conversión repentina como la de Saulo en el camino de Damasco o la del ladrón en la cruz. Por esta razón, algunos jóvenes llegan a «convertirse» hasta media docena de veces (¡esta fue mi propia experiencia siendo adolescente!) buscando la seguridad de su salvación en unos sentimientos que no llegan. De ahí la importancia de clarificar el papel y la naturaleza de los sentimientos en la vida cristiana, en especial para los jóvenes en la fe.
Otras veces nos ocurre en el período devocional cuando buscamos la comunión con el Señor o incluso estando en la iglesia. Descubrimos como una frialdad, como si la oración fuera un monólogo con uno mismo o como si estuviéramos totalmente solos.
¿A quién afecta este problema?
Empecemos por decir que esta experiencia es universal, afecta a todos los creyentes, incluso a los más maduros y santos. Por ejemplo, los salmistas nos han dejado escrito el testimonio de momentos espirituales cuando Dios les parece un ser lejano e irreal. Al estudiar los Salmos sorprende las veces en las que aparece el adverbio «lejos» referido a Dios. «Por qué estás lejos, oh Jehová, y te escondes en el tiempo de la tribulación?» (Sal. 10:1). «¿Hasta cuándo, Señor, me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?», inquiere David en el Sal. 13:1. Un estudio detallado de los salmos es un filón para conocer los altibajos espirituales de grandes hombres de Dios, en especial del rey David. En los salmos encontramos como un diario íntimo de su lucha por sentir a Dios cerca y experimentar la misericordia y la presencia del Señor. Por ello este libro de la Biblia se ha convertido en un libro de vigencia permanente para todos los creyentes, porque en él vemos, como en un espejo, nuestras propias luchas espirituales.
¿Cuáles son las causas?
En estas ocasiones cuando Dios parece muy distante la causa del problema no está, desde luego, en él. Su proximidad a nosotros no depende de si lo sentimos o no. La sencilla ilustración del sol y la nube es muy útil para entender esta realidad. ¿Brilla el sol en un día nublado? La respuesta es sí. El sol está brillando, pero por encima de las nubes. Se ha interpuesto una nube que me impide verlo y sentirlo, pero la distancia entre el sol y nosotros no ha variado un ápice. La realidad subjetiva, tal como la veo yo, es que el sol ha dejado de brillar. La realidad objetiva, no obstante, es que el sol sigue brillando exactamente igual que siempre. Si pudiéramos remontarnos hacia arriba, por encima de las nubes, nuestra visión subjetiva cambiaría por completo.
¿Cuáles son estas nubes? ¿Qué causas producen la dificultad para sentir? A veces son causas pasajeras, duran unas pocas horas o días y, luego, desaparecen. Entre ellas destacan el cansancio y el stress. Ambas actúan sobre nuestra capacidad de sentir en general, no sólo espiritual. El agotamiento, físico o emocional, va a secar nuestros sentimientos. Mientras dure este estado, no podemos esperar otra cosa que dificultades para sentir a Dios. Por tanto, si empiezas a orar y Dios te parece lejano, la primera pregunta que debes hacerte no es: «¿Hay pecado en mí? ¿Me ha olvidado Dios?», sino «¿Estoy cansado?, ¿necesito dormir o comer?».
Un síntoma que suele acompañar al cansancio es la irritabilidad, la dificultad para el autocontrol; nos enfadamos con mucha facilidad cuando estamos cansados. La mayoría de discusiones o roces familiares ocurren al final del día, al llegar a casa después de una jornada agotadora, lo cual nos alerta a no «bajar la guardia» hasta que hayamos descansado un poco. La tensión acumulada durante el día la hacemos salir en forma de agresividad con los que menos culpa tienen.
El stress también afecta mucho la vida espiritual, sobre todo si se asocia con depresión. Ello es así porque altera nuestra percepción de la realidad, nos hace ver las cosas de forma distorsionada, como unas gafas mal graduadas. Veamos dos ejemplos de la Biblia: Moisés, en un momento de su ministerio, estaba profundamente deprimido (Nm. 11:10-17). Incluso llega a tener ideas de muerte: «yo te ruego que me des muerte» (Nm. 11:15) le suplica a Dios. La causa de esta depresión severa era su agotamiento emocional: «No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía» (Nm. 11:14). Observemos que Dios no responde a Moisés con reprensión, no hay ni una sola palabra de condena o rechazo. Por el contrario, le proporciona una salida: «Reúneme setenta varones... y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo» (Nm. 11:16-17). La depresión no es en sí misma un pecado, de ahí la actitud comprensiva del Señor. Moisés se sentía agotado y deprimido y ello le impedía ver la realidad tal como era; veía las cosas peor, más negras, entrando así en un fatal círculo vicioso lleno de oscuridad.
El otro ejemplo, en el Nuevo testamento, nos muestra a los apóstoles en una situación emocionalmente parecida a la de Moisés: estaban luchando contra las olas, «remando con gran fatiga», en medio de una fuerte tormenta en el mar de Galilea (Mt. 14:22-33). Era un momento de gran stress porque el oleaje les impedía avanzar y sus vidas corrían peligro. Jesús, al verles en esta situación límite, «vino a ellos andando sobre el mar» (Mt. 14:25), pero ¡los apóstoles le confunden con un fantasma! ¿Qué les había ocurrido para cometer este notable error de percepción? ¿Por qué se equivocan y gritan «un fantasma»? La abrumadora tensión del momento había distorsionado su visión. Cuán consoladora la actitud de Jesús ante su fragilidad: «¡Tened ánimo; Yo soy; no temáis!» El stress altera nuestra capacidad para percibir a Dios, y, como los apóstoles, a veces somos incapaces de reconocer al Señor en medio de las tormentas de la vida.
Así pues, nos costará a veces sentir a Dios cerca porque estamos muy tensos o cansados. Un efecto muy parecido produce la depresión. Uno de sus síntomas principales es la dificultad para sentir ilusión o placer. Los sentimientos parecen anestesiados y la persona está desinteresada, apática. Por ello, el deprimido puede confundir la causa de su problema -la depresión- con sus consecuencias, la aridez espiritual. Es importante diferenciar entre ambos a fin de no acumular falsos sentimientos de culpa.
Escuchemos el testimonio personal de una joven en circunstancias de depresión:
«Cuando levantaba mi voz a Dios, sentía como mis propias palabras chocaban en el techo, rebotaban, y se volvían contra mí, aplastándome... ¿Con quién estás hablando? ¿A quién te diriges? ¿No ves que eres hipócrita? ¿No ves que no sientes nada de lo que dices? Eres falsa. Mi voz no podía llegar hasta él. Había como un cristal que me separaba de Dios; yo sabía que él era real, que estaba ahí, pero, sin embargo, me era imposible sentirle, me sentía muerta. Dios era para mí un ser lejano, distante, un Dios ausente, imposible de alcanzar, estaba perdiendo la fe, a la vez que me sentía rebelde contra Dios».
En ocasiones la depresión no se manifiesta de forma pasajera, sino crónica. Se le llama personalidad depresiva. Forma parte del carácter. Tiene síntomas parecidos a la depresión, pero de menor intensidad. Suele remontarse a la infancia y está relacionada con traumas y heridas del ambiente familiar. Un niño que no se siente valorado adecuadamente, al que no se le estimula para tener una autoestima sana, vivirá luego, de adulto, dominado por sentimientos de incapacidad e inferioridad. Tomemos como ejemplo un joven cuyo padre pensaba que su hijo no necesitaba oír frases positivas y de ánimo porque ello le convertiría en un «creído»: «Eres un desastre, no sirves para nada. Siempre serás un inútil». Este era el alimento emocional que recibió este joven. Tales comentarios van forjando en el niño los sentimientos de minusvalía típicos de una depresión crónica.
Es muy importante saber que a la personalidad depresiva le costará sentir el calor y el amor de los demás. Puesto que no ha aprendido a recibir el afecto de su primer amor, padre o madre, le va a costar mucho llegar a sentir el afecto de sus amores posteriores: novio, novia, amigos y Dios mismo. Esta persona no logra sentirse amada; sabe que le quieren, pero no lo siente. Este problema, que puede afectar seriamente la vida matrimonial, también se manifestará en su vida espiritual: Dios le parece siempre lejos porque es incapaz de sentir su amor.
Sabremos que el problema es emocional y no espiritual porque abarca a todas las esferas de sus relaciones, no sólo su vida espiritual. Si el problema estuviera en su relación con Dios, a causa de un pecado por ejemplo, la carencia de sentimientos afectaría sólo esta esfera. Al depresivo le cuesta sentirse amado en cualquier relación un poco profunda.
Observamos, por tanto, cómo los sentimientos son frágiles y están expuestos a oscilaciones frecuentes. Son como un fuego que se apaga o se enciende según las condiciones del tiempo; basta un poco de lluvia para extinguirlo. Por ello no son un termómetro fiable para medir la calidad de nuestra oración ni mucho menos la profundidad de nuestra fe.
¿Qué importancia tienen realmente los sentimientos en la vida cristiana?
Tres consideraciones nos ayudarán a responder a esta pregunta como conclusión al tema:
La fe es una experiencia global: «con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente»
En primer lugar, la vida espiritual, la fe, implica a toda la personalidad humana, no a una sola de sus dimensiones: la voluntad, que se manifiesta en decisiones; la mente, que se manifiesta en pensamientos, y el corazón o las emociones que se expresan en sentimientos. Estas tres partes deben guardar un equilibrio armónico porque ninguna de ellas es mejor o superior a las demás. La fe debe tener sentimientos; no puede consistir en un ejercicio frío, intelectual. Pero no puede ser sólo emocional porque ello sería como espuma que se desvanece y no permanece. Lo mismo podríamos decir de la mente y de la voluntad. En la vida de fe equilibrada toda la personalidad está en acción y no sólo una parte de ella. Debemos acercarnos a Dios de la misma forma que se nos pide que le amemos: «con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente» (Mt. 22:37).
Evitando la hipocondría espiritual
En segundo lugar, la fe en general y la la oración en particular no es algo que ocurra sólo dentro de nosotros. No ocurre dentro ni tampoco fuera. Ocurre entre. Es una relación entre Dios y nosotros. Ello debe librarnos de centrar nuestra preocupación sobre el estado interior: «¿qué siento?, ¿cómo estoy?». La mirada debe fijarse en Dios. Cuando dejamos de mirar al Señor para fijarnos en nosotros mismos quedamos expuestos a una tentación sutil de Satanás: la hipocondría espiritual, es decir una preocupación excesiva por mi «salud» espiritual. Un poco de introspección es buena porque puede proporcionar luz; pero demasiada introspección nos puede convertir en cristianos neuróticos, más pendientes de nosotros mismos que de Cristo. La exhortación de Heb. 12:2, «puestos los ojos en Jesús», es fuente de salud espiritual porque nos libra de caer en un auto-examen excesivo que conduce a la parálisis. C.S. Lewis escribió en su libro «Cartas a un diablo novato»: «Mantén la mente de tu paciente concentrada en su vida interior... que su atención se enfoque principalmente sobre sus propios estados mentales». Este es el consejo que el diablo le da a su aprendiz a fin de hacer fracasar la vida de oración del creyente recién convertido.
Distinguiendo entre sentir a Dios y el sentido de Dios
Por último, necesitamos cultivar la presencia de Dios en nuestra vida. Para ello hemos de distinguir entre sentir a Dios y el sentido de Dios. Son realidades distintas. Sentir a Dios constantemente es imposible porque mientras siento no puedo hacer otra cosa, requiere una atención exclusiva, de lo contrario el sentimiento desaparece. En cambio, desarrollar el sentido de Dios en mi vida es tomar conciencia de la presencia continua del Señor en mí; expresándolo en otras palabras, es tener conciencia de Dios. Esto constituye una actitud vital. Yo puedo estar inmerso en una tarea absorbente y, por tanto, incapaz de sentir a Dios. Pero sé, soy consciente de que Dios está ahí, conmigo y –a través de su Espíritu- dentro de mí. El monje Nicolás H. de Lorena lo puso en práctica de manera admirable. En medio de sus tareas como cocinero practicaba lo que él llamaba «una conversación con Dios habitual, silenciosa, secreta». Y su consejo era que «debemos desarrollar el sentido de la presencia de Dios conversando continuamente con él».
La Biblia describe esta hermosa realidad espiritual con expresiones como «ser temeroso de Dios» o «vivir en el Espíritu». Dios es tan central en nuestra vida, está tan presente que lo preside todo. ES «CAMINAR CON DIOS» COMO HIZO ENOC (GN. 5:24). ES VIVIR «COMO VIENDO AL INVISIBLE» (HEB. 11:27). ES REQUERIR LA PRESENCIA DEL SEÑOR EN NUESTRO ANDAR DIARIO: «SI TU PRESENCIA NO HA DE IR CONMIGO…» (ÉX. 33:15). ESTA DEBE SER LA META PRIMERA DE NUESTRA FE: vivir con y para Dios, no tanto sentirle cerca. En el momento en que dejes de obsesionarte con los sentimientos, éstos fluirán de manera natural y paulatina.

Pablo Martínez Vila