No voy a negar que el hecho de no ver las respuestas de Dios a las promesas que nos ha hecho, muchas veces nos lleva a la desesperación. Quizá tu estés pasando por un momento de esos, en donde estas siendo presa de la desesperación, los días han pasado, los meses ya se fueron, los años vienen uno tras u otro, ¿Y tu respuesta?, ¿Cuánto tiempo he de esperar mas?
Personalmente Dios ha tratado conmigo en esa área, hoy en día puedo decir con toda autoridad de que no me es difícil esperar las respuestas. Claro esta que quisiera que muchas de ellas se cumplierán ahora mismo o mas tardar mañana, pero he comprendido que aunque me desespere, eso no traerá la respuesta de Dios, pues el tiene un tiempo estipulado para darla.
Y es que es fácil quererse desesperar, mas cuando
lo que se te ha prometido no quiere ni asomarse en lo mas mínimo, es que lejos
de verse cumplida esa promesa se ve mas lejos que nunca, pero tranquilo,
tranquila, ¿Por qué desesperarse?
En mi vida cristiana he tenido momentos en donde no
he visto aun cumplidas las promesas que Dios me ha dado, en mas de alguna vez
me pregunte del porque no las veía y en alguna ocasión quizá hasta me
desespere. Pero Dios ha sido tan lindo que después de varios años me ha
moldeado esa área de mi vida, la de saber esperar su momento.
El otro día platicábamos con un pastor y le hacia
ver que no me preocupan que las cosas que Dios me ha prometido no se cumplan
rápido, y le decía que no me preocupaba, porque se que al final se terminaran
cumpliendo, tarde o temprano llegaran.
Y es que es lindo cuando se tiene la confianza
necesaria para saber que si no es ahora, podrá ser mañana y sino, habrá mas
tiempo para poderla recibir, pero de que la recibo, la recibo, y es que Dios no
es hombre para mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta, eso me da la
paz de saber que El cumplirá lo pactado.
¡Eso si!, parte de que Dios cumpla con lo pactado
será el hecho de que tu también cumplas con lo pactado, ya que muchas veces
nosotros queremos que Dios sea fiel en las promesas que nos ha hecho, pero
nosotros no queremos ser fieles a las promesas de santidad y servicio que le
hemos hecho.
Hablo de que Dios cumplirá su promesa, pero anhela
de nosotros que seamos fieles y no nos desesperemos, que mantengamos el ritmo
espiritual igual o mejor que el que teníamos el día que se nos prometió eso.
Las dudas llegaran, pero la duda no es compatible
con la fe, la verdadera fe echa fuera la duda y no le da cabida. Si hay duda en
tu vida es señal de que algo anda fallando, de que necesitamos activar la fe,
esa que nos lleva a creer lo que es difícil creer.
El desesperarse es señal de duda, pues una persona
que se desespera es porque esta dudando de que lo prometido se pueda cumplir,
en cambio la fe, lo espera hasta el último minuto, no se desespera pues sabe
que tarde o temprano la respuesta llegara.
Ahora bien, quiero que seas sincero(a) y te
contestes a conciencia la siguiente pregunta: ¿Te ayuda en algo desesperarte?,
claro que NO, al contrario, el desesperarte te lleva a tomar malas decisiones,
que como consecuencia traerán muchos dolores de cabeza y enormes tropezones. Y
es que el desesperarse no tiene nada, absolutamente nada de bueno, entonces
¿Para que desesperarse?
“¡Es que lo quiero ya!”, “¡Es ahora o nunca!”, “¡Es
que ya paso demasiado tiempo!”, esas pueden ser las frases de una persona
desesperada, pero yo te digo lo siguiente:
Dios cumplirá, te lo aseguro que cumplirá, nada mas
no te desesperes, ni tomes decisiones precipitadas, aun cuando ya no puedas
mas, esfuerzate, saca fuerzas de donde no las hay y sigue esperando, pues la
desesperación llega casi siempre cuando ya estas a punto de recibir tu
respuesta, pero la desesperación te puede llevar a alejar mas la respuesta de
Dios, así que mas vale no desesperarse y confiar ciegamente en que la respuesta
llegara, porque Dios lo ha prometido y porque tu le crees a El.
Dios actúa en un tiempo muy diferente al nuestro,
no quieras medir la respuesta de Dios por tu tiempo, mídela y asimílala en el
tiempo de Dios, pues El la da cuando cree que es el momento PERFECTO.
Autor: Enrique Monterroza
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