ISAÍAS 40:30
DICE
“30 LOS
MUCHACHOS SE FATIGAN Y SE CANSAN, LOS JÓVENES FLAQUEAN Y CAEN; 31 PERO LOS QUE
ESPERAN A JEHOVÁ TENDRÁN NUEVAS FUERZAS; LEVANTARÁN ALAS COMO LAS ÁGUILAS;
CORRERÁN, Y NO SE CANSARÁN; CAMINARÁN, Y NO SE FATIGARÁN”.
Dios puso en mi corazón la idea de saber esperar. A
veces he visto en el mundo personas que saben esperar mejor que los cristianos;
normalmente los que se apresuran pierden, pero hay gente que está con la vista
aguzada, esperando la oportunidad. Dios estuvo hablándome repetidas veces sobre
“saber esperar en Él”. Hay circunstancias que no las podemos cambiar, hay
personas que yo no puedo cambiar. ¿Te gustaría cambiar alguno de los que están
cerca de tí? ¿Te gustaría cambiar tu jefe? ¿Te hubiera gustado nacer con ojos
celestes? Hay cosas que no las podemos cambiar, ni que Dios tampoco las
cambiará para darte el gusto, por ejemplo tu nariz, Dios ya te hizo así y
cuando te estaba formando dijo: “Este me gustaría narigón”. No obstante hay
cosas que tú no puedes cambiar pero que Dios sí las puede cambiar. Hay cosas
que Dios las va a cambiar, hay cosas que Dios no las va a cambiar y hay cosas
en las que tenemos que esperar en él. ¡Tenemos que aprender a esperar en Dios!
LAS
FUERZAS PROVIENEN DE DIOS
Uno de los versículos que me vino a la mente es
este de Isaías: “Los que esperan en Jehová tendrán nuevas fuerzas…”. Hay cosas
que tú haces o que has intentado hacer que te quitan las fuerzas; hay cosas que
has encarado creyendo que vas a salir adelante y sin embargo han agotado todas
tus fuerzas y no has podido salir adelante. Cuando te casas y tu esposo no era
como pensabas y dices: “Si pudiera hacerlo pensar de otra manera”, o te casas y
no te salió el príncipe azul sino que te salió “violáceo” o “moradito”, algo de
azul tenía pero no tanto, entonces dices: “Yo lo aguantaría si por lo menos
cambiara aquí y aquí y aquí”.
Yo no puedo cambiar a las personas, tú no puedes
cambiar a las personas pero sí puedes cambiar tus actitudes, puedes cambiar
muchas cosas de ti, ¡te puedes cambiar a ti mismo! Muchas veces les doy consejo
a algunas mujeres: “Lo que tu puedes hacer es cambiar tus actitudes, ser más
benigna, arreglarte mejor, hacerle la comida que más le gusta”, entonces la
mujer viene y me dice: “Pastor, ya hice la comida que a él le gusta, ya me puse
más benigna, me peiné mejor, sin embargo mi esposo sigue igual, no cambia”. A
veces tu puedes hacer un montón de cosas para que él o ella cambien, sin
embargo él o ella no cambia y tratando de cambiar situaciones y circunstancias te agotas y dices como mucha
gente dice: “No doy más”. Cuando ya se termina tu paciencia, se agotan
tus fuerzas y dices: “No estoy dispuesto a dar un paso más, de aquí no me
muevo”, en esa circunstancia es donde APARECE ISAÍAS CAPÍTULO 40 DICIÉNDOTE “LOS QUE ESPERAN A JEHOVÁ
TENDRÁN NUEVAS FUERZAS…”. LOS QUE ESPERAN EN JEHOVÁ NO VAN A DECIR, “NO DOY
MÁS”. Una de las cosas que más nos cuesta es saber esperar, tu
encuentras una mamá embarazada y ya todos sabemos que son nueve meses, ella
quisiera que los nueve meses se hagan seis o se hagan cuatro, pero hay cosas
que no las podemos cambiar y tenemos que esperar. Dios tiene un período de
gestación para cada cosa que va a hacer contigo y para cada cosa que te va a
dar. Yo dije: “Vamos a poner un bosque en Beraca”, y me busqué los árboles que
más rápido crezcan, los planté y dije: “Este verano vamos a tener arbolitos”.
¡¡Pero no están!! Y dije: “Señor, me desilusioné, ¿cuántos meses hace que están
en la tierra? Me dijeron que en tres o cuatro años tendría un árbol”. Y cada
vez que voy a Beraca los miro, les doy aliento… y me pregunto: “Señor, ¿no se
te ocurrió inventar un arbolito que en nueve días dé sombra? Pero a cada cosa
Dios le ha puesto un tiempo, estamos sujetos al tiempo y Dios quiere que
sepamos esperar en él. ¿Le has pedido algo a Dios y todavía no lo tienes? ¿Qué
le has pedido a Dios? El que no sabe esperar comienza a desesperarse.
Pongámonos en el corazón del que no sabe esperar, “Se ve que no era de Dios”,
comienza a dudar, “¿habré pedido bien, habré pedido mal?”; el tiempo va
dilucidando si tu fe es correcta o incorrecta, el tiempo va dilucidando si es
de Dios o no es de Dios. Algunos le ponen plazo a Dios: “Dios mío, si no me lo
das hasta tal fecha….” Yo le puse plazo y se venció y Dios ni se
inmutó. Y hay gente peor que yo que le ha dicho: “Si no me das esto
no voy a creer más en ti”; me he encontrado con personas que tienen treinta
años y dicen: “Cuando tenía 18 decidí no creer más en Dios porque me hizo esto
y aquello”. ¿Cómo se te ocurre pelearte con Dios? Con Dios hay que saber
esperar, esperar para ser renovado, dice este pasaje: “Los que esperan a Jehová
tendrán nuevas fuerzas…”, yo ninguna cosa la doy por muerta, por caída, por
pasada, he aprendido a esperar en el Señor y muchas veces voy y le reclamo a
Dios y le digo: “Señor, estoy esperando en ti, renueva mis fuerzas”. Otros le
ponen un ultimátum al marido: “Si no cree en 30 días, me divorcio”, ponen
límites y después quedan atados a los mismos límites que pusieron… “si no me
haces esto y lo otro te voy a dejar y me voy a buscar otro” y entonces
comienzan a buscar otro y no lo encuentran o comienzan a transitar por caminos
escabrosos por causa de decisiones apresuradas, pero cuando tu tomas decisiones
apresuradas entras en un terreno peor aún.
Las personas que se apresuran, normalmente se salen
de la voluntad de Dios, el que está dentro de la voluntad de Dios está
tranquilo y seguro, el que no está en la voluntad de Dios está ansioso,
nervioso, desesperado, corre para arriba y para abajo. Dios quiere que tu
aprendas a esperar, DIOS ME HA MANDADO A
DECIRTE QUE TIENES QUE APRENDER A ESPERAR, PERO NO ESPERAR COMO QUIEN ESPERA
QUE UN POLÍTICO CUMPLA SU PROMESA, NO ESPERAR COMO QUIEN ESPERA A ESE PATRÓN
MENTIROSO QUE TODAS LAS VECES LE DICE QUE LE VA A AUMENTAR Y NUNCA LO HACE, NO
ES ESPERAR EN UNA CASUALIDAD, SINO
ESPERAR EN JEHOVÁ.
Muchas veces no queremos esperar porque recordamos
las veces que hemos esperado en personas, o hemos esperado en nuestra propia
madre o en nuestro propio padre, o hemos esperado en promesas de hombres y nos
han fallado, pero cuando se trata de esperar en Dios no hay que “dejar trabajar
el inconsciente”; dentro del
inconsciente a veces tenemos cosas que hemos ido grabando por causa de los
fracasos que hemos tenido, por esperar en personas que nos han fallado,
entonces Dios nos habla de esperar en él y algo dentro nuestro nos dice: “No
esperes, no esperes”, ¡pero la Biblia dice que esperar en Dios es bueno!
EN
DIOS ESTÁ NUESTRA PROVISIÓN
Hay cosas que tú no puedes cambiar pero el Señor te
salvará, algo hará el Señor, tu no ves nada en el firmamento pero el Señor te
dice: “¿Por qué no esperas en mi?” Somos propensos a ir a determinados extremos
como decir: “No doy más”. ¿Cuántas veces dijiste, “No doy más”? Sin embargo
aquí estás, “vivito y coleando”. ¿Qué es eso de decir “no doy más”? Esas son
palabras ociosas, PERO QUIEN PIENSA
BIEN DICE COMO EL APÓSTOL PABLO: “TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE ME FORTALECE”,
y este pasaje que hemos leído dice que Dios es bueno con los que esperan en él
y que es bueno esperar en silencio la salvación de Jehová en vez de estar diciendo:
“¡Ay! Dios mío, ¿qué voy a hacer?” Hay gente que se desespera y dice: “algo
tengo que hacer”. Lo que tienes que
hacer es esperar en silencio la salvación de Jehová.
Hay un pasaje de la Biblia que nos enseña que
Abraham caminó tres días con su hijo, lo iba a sacrificar, Abraham iba
caminando en obediencia a Dios, pero mientras, pensaba que Dios algo iba a
hacer con él. Iban caminando e Isaac le dice: “Papá, tenemos el fuego, tenemos
la leña, y el cordero, ¿dónde está?” Y Abraham le contesta: “Hijo, en el monte de Jehová será
provisto”, y quedó una frase: “Jehová se proveerá del cordero”. Yo me
imagino que Abraham iba caminando callado, no quería hablar nada, pero él en
silencio estaba esperando que Dios hiciera algo, el Nuevo Testamento nos dice
que quizás estaba esperando que su hijo iba a ser resucitado, pero él sabía que
Dios le iba a salvar, él estaba haciendo eso en obediencia a Dios porque sabía
que la salvación viene de Jehová y que algo Dios iba a hacer. Dios es el Dios
de los imposibles, él puede hacer todas las cosas, no se cuál es la situación
que estás viviendo, pero la salvación viene de Dios y tú no vas a lograr nada
si Dios no está contigo.
Hay caminos de los que dices: “Por aquí no voy a
pasar”, ¿cuántos habrán dicho, “yo nunca voy a tener cáncer”, pero un día el
cáncer golpeó a la puerta? ¿Cuántas personas habrán dicho, “yo nunca voy a
vivir una situación de divorcio” y cuando te das cuenta estás en trámite de
divorcio? De repente aparecen circunstancias de las que dices: “Yo esto no lo
voy a probar” y una vez que estás allí dentro, piensas, “¿cómo salgo de esto?”
La salvación viene de Jehová, que hizo los cielos y la tierra, él es Dios
Todopoderoso y él ha prometido que vamos a ser victoriosos en todas las cosas;
el no saber esperar en Dios nos lleva a tomar decisiones apresuradas, el no
saber esperar en Dios nos lleva a la duda, nos lleva a hablar de más.
Les voy a decir dos secretos, hay dos cosas
fundamentales en la vida del creyente: La fe y el amor, el que no tiene fe no
es creyente, el que no tiene amor no es creyente. Dice la Biblia que la fe es
la certeza de lo que se espera; para tener fe hay que saber esperar, el “saber
esperar” es un ingrediente de la fe, si realmente tienes fe tu tienes que saber
que la fe es la certeza de lo que se espera. ¡¡Hay que esperar!! Y el amor todo
lo espera. Observa lo que dice 1ª de Corintios capítulo 13, que el amor todo lo
soporta, todo lo sufre y todo lo espera. De modo que si tienes fe, tienes que
saber esperar y si tienes amor, tienes que saber esperar, o sea que ese
ingrediente sería como la sal en la ensalada: Está bien que tenga lechuga, que
tenga tomate, que tenga cebolla, pero si no tiene sal, le falta algo a la
ensalada. Si tú dices que tienes fe y no sabes esperar, “tu ensalada” no sirve,
y si dices que tienes amor y no sabes esperar tu amor no sirve, el saber
esperar es un ingrediente de la fe y del amor. Esperar es una virtud, si tienes
fe vas a recibir lo que estás esperando. Dios te va a dar las cosas que estás
esperando, de Dios viene la salvación, de Dios viene la bendición.
Les voy dos versículos más: Salmo 22:4: “En ti
esperaron nuestros padres; Esperaron, y tú los libraste”. Salmo 37:7: “Guarda
silencio ante Jehová, y espera en él. No te alteres con motivo del que prospera
en su camino, Por el hombre que hace maldades”. En otras palabras, habla menos
y espera más. “¿Te acuerdas Dios que ayer te lo dije? ¿Me habrás escuchado? ¿Me
contestarás? ¿Habrás oído mi oración? Te lo pido de nuevo, por las dudas que no
haya llegado el cartero, quizás estabas muy ocupado te lo vuelvo a pedir, no lo
olvides Señor”. No le recuerdes tanto al Señor si es que tienes fe, guarda
silencio ante Jehová, espera en él. A veces todos dicen: “Te va a ir mal”, pero Dios ha puesto en tu corazón que te va a
ir bien. Señor tu me diste una palabra que me iba a ir bien, pero aquí hay uno
que me dice que me va a ir mal, que va ser de otra manera. ¡Si Dios te dijo que
te iba a ir bien, te va a ir bien!
CONCLUSIÓN
Quizás te has alejado de Dios, afanándote y
tratando de resolver tus problemas por ti mismo; o quizás, aun creyendo en Él,
has vivido lejos de su cobertura… ¡Hoy es tiempo de regresar a Dios! Hoy es el
momento de poner tu confianza en él. Si estás dispuesto, haz esta oración ahora
mismo:
“SEÑOR,
TE PIDO PERDÓN PORQUE HE VIVIDO LEJOS DE TI. LIMPIA MI CORAZÓN, LÁVAME CON TU
SANGRE PRECIOSA. PERDÓNAME PORQUE HE ESTADO ANSIOSO, HE TOMADO
DECISIONES APRESURADAS, HE CORRIDO DE MÁS, ME HE APRESURADO A HABLAR Y NO HE
ESPERADO EN TI, PERO HOY POR TU PALABRA CONFIESO QUE MI SALVACIÓN VIENE
DE TI SEÑOR. PERFECCIÓNAME PARA SABER ESPERAR. NO ESTARÉ ANSIOSO POR COMIDA, NI POR BEBIDA, NI POR ALIMENTO, NI POR
NINGUNA SITUACIÓN LABORAL, NI POR NINGUNA SITUACIÓN FAMILIAR. SEÑOR, TU VAS A
CAMBIAR LAS CIRCUNSTANCIAS, PONGO MIS PROBLEMAS EN TUS MANOS, TÚ ERES MI PADRE
Y EN TI DESCANSO. EN EL NOMBRE DE JESÚS HAGO ESTA ORACIÓN, AMÉN”.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario