La paciencia la podemos observar, al ver como un agricultor
tiene que esperar que las semillas den su fruto, eso es tolerancia, como lo es saber esperar hasta que se cumpla el plan de DIOS
para mi vida, el que es paciente, hace las tareas de todos los días, lo que
olvidó y las más difíciles, sin quejas y como sirviendo al Señor.
La paciencia se va forjando, va madurando a través
de las circunstancias que Dios permite y la próxima nos resultará un poco más
fácil (2 Pedro 1:2-8).
La paciencia puede tardar algo en madurar, en
algunos más en otros menos (Santiago 5:7-8).
Algunos dicen: “No pidas a Dios que te dé
paciencia, porque seguro que te mandará una prueba”. Pero de una manera u otra
Dios permitirá que pasemos por su escuela para ir formándonos a la imagen de
Jesús.
PIDAMOS A
DIOS QUE SE CUMPLA SU VOLUNTAD EN NUESTRAS VIDAS, todo depende de qué
actitud, tomemos ante cada circunstancia.
Ante la
impaciencia, las mentiras de Satanás y una mente negativa, nuestra edificación
y fe en Dios será destruida.
PERO EJERCITANDO LA PACIENCIA, CREYENDO
LA VERDAD DE DIOS Y UNA MENTE POSITIVA SEREMOS EDIFICADOS Y EL FRUTO IRÁ
MADURANDO.
Recordemos que Dios es el ejemplo máximo de
paciencia, así que esperará y dispondrá todo hasta que cambiemos de actitud.
¿En qué necesitamos paciencia?
ANTE
EL SUFRIMIENTO Y PROBLEMAS DE LA VIDA
Necesitamos tener paciencia, como la tenemos con
los niños, la Biblia dice: “Instruye al niño en su camino y aun cuando fuere
viejo, no se apartará de él” (Proverbios 22:6).
Dice: “instruye”, es darle lugar a que pueda
entender y conocer qué es lo que se espera de él.
Dios no nos obliga a aceptar la salvación, es una
decisión que nosotros debemos tomar.
Debemos instruirlo en los caminos de Dios y
ayudarle a que tenga su encuentro personal con Cristo.
Pero aquí hablamos también de respetarlo como ser
humano que es. Debemos aceptar que si al niño se le olvidó algo, no es porque
es tonto sino porque justamente es niño y debe desarrollar muchas cosas
todavía.
A nosotros los grandes se nos olvidan muchas cosas
y eso que somos mayores.
Efesios 6:4 dice: “no provoquéis a ira...”. Si nos
fijamos en lo que Dios hace con nosotros, lo primero es amarnos, no castigarnos.
Así como Dios es justo y misericordioso, también nosotros como padres debemos
amarlos incondicionalmente y ejercer la autoridad en amor, para orientarlos o
corregirlos si están tomando un rumbo equivocado.
¿Se impacienta cuando le arrugan la falda? ¿Cuándo
vuelcan la leche? ¿Cuándo dejan sus marcas en la pared? ¿Cuándo mojan la cama
de noche? ¿Cuándo no trajo las notas que Ud. hubiera querido? ¿Cuándo dejan sus
juguetes en la escalera?
Debemos instruir a nuestros niños acerca de sus
responsabilidades y obligaciones antes de disciplinarlos.
Enseñar si se trata de irresponsabilidad.
Disciplinar si es rebeldía. La disciplina debe ir acompañada de amor,
aceptación y perdón.
Ante el sufrimiento y problemas de la vida, a veces
pasamos sufrimientos y problemas en la vida (Santiago 1:2-4; Romanos 5:3-5).
La paciencia a veces se forja a través de las
injusticias de la vida o en esos tiempos difíciles donde de una manera u otra
todos llegamos.
A veces Dios dispone que debamos pasar un tiempo en
cama, ya sea por una operación o torcedura de tobillo. etc.
¿Cómo pasamos ese tiempo?
¿Buscamos tener más comunión con Dios?
¿Cómo recompensó Dios la paciencia de Job?
¿Por qué las personas impacientes son más propensas
a los accidentes?
¿Nos impacientamos en la fila del supermercado?
Pidámosle a Dios que nos enseñe a aquietarnos para
tener paciencia en la vida. Muchas veces queremos ver las respuestas ¡ya!.
Pero Dios tiene sus tiempos y planes y nosotros
debemos creer que es lo mejor para nosotros (Romanos 8:28).
Tenemos una carrera por delante y no la ganaremos
corriendo más rápido o siendo más fuertes que otros, sino perseverando con
paciencia y tomándonos de la mano de Dios paso a paso.
Con la gente:
Si Dios nos ama y espera con paciencia el fruto de
nuestra vida ¿no deberíamos hacer lo mismo con los demás?
¿Cómo reaccionamos con los que siempre tienen un
bajón o están tristes?
¿Acaso nos impacientamos porque no reaccionan como
nosotros quisiéramos?
A los que son más fuertes, les cuesta entender a
los más débiles.
Pero recordemos que Dios nos perfecciona en la
debilidad.
Algunas veces necesitamos paciencia para ver el
otro lado de alguna situación. De cada circunstancia que nos toque vivir,
debemos entender cuál es el propósito de Dios para nosotros.
¿Qué actitud quiere Dios que tenga?
¿CÓMO
OBTENER PACIENCIA?
PONER NUESTROS OJOS EN JESÚS (HEBREOS
12:2).
PIDAMOS SER LLENOS DE ESPÍRITU SANTO.
PEDIRLE A DIOS QUE SE CUMPLA SU VOLUNTAD
EN NUESTRAS VIDAS.
CORRER LA CARRERA CON UN CORAZÓN
TRANQUILO Y CONFIADO EN EL SEÑOR.
CREER QUE ÉL TIENE EL CONTROL DE TODAS
LAS COSAS.
ACEPTA ESOS MOMENTOS DIFÍCILES COMO UN
INSTRUMENTO QUE DIOS USA PARA FORMARNOS A LA LA IMAGEN DE JESÚS.
ANTE LAS SORPRESAS DE LA VIDA TENER UNA
ACTITUD PACIENTE Y POSITIVA.
PROCLAMAR “TODO LO PUEDO EN CRISTO QUE
FORTALECE” (FILIPENSES 4:13).
EJEMPLOS:
Nuestro máximo ejemplo es nuestro Señor Jesús:José
interpreta el sueño a faraón (1 Pedro 2:21-23 ; Hebreos 12:3).
Sara: Abraham recibió la orden de Dios de ir hacia
otras tierras. ¿Pero qué pasó con Sara?
Sara le creyó a Abraham. Debía dejar muchas de sus
pertenencias, no sabía a donde se dirigían. Antes de partir su nombre era Sarai
que significa contenciosa. Pero en el desierto, Dios cambió su nombre por el de
Sara que significa princesa. Siguió los caminos que Dios y su esposo estaban
transitando, con paciencia (Hebreos 10:36).
José: en medio de su dolor se encomendó a Dios.
Venció la hostilidad y la desesperación.
José se sometió con paciencia bajo la inmensa mano
de Dios y cambió para bien todas las cosas.
A través de las pruebas, Dios lo preparó para
dirigir a Egipto durante 80 años.
Job y sus amigos Job: Aguardó con paciencia el
tiempo de la prueba, y Dios lo recompensó abundantemente.
(Job 42:10-17; 3:15; 19:25; 2 Pedro 1:2-8).
“Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer
firmes vuestra vocación y elección: porque haciendo estas cosas, no caeréis
jamás. Porque de esta manera os será otorgada amplia y generosa entrada en el
reino eterno de nuestro Señor Jesucristo”
(2 Pedro 1:10-11)
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