Dios no juega “al escondite” con nosotros con
respecto a Su voluntad. La Biblia nos da un procedimiento sencillo para conocer
la voluntad de Dios, pero a menudo, no llegamos a conocerla porque no dedicamos
suficiente tiempo al estudio de la Palabra de Dios.
El problema consiste en que la mayoría de nosotros
no escucha a Dios y por consiguiente no entendemos lo que nos dice. Muchas
personas creen que Dios comunica su voluntad por medios sobrenaturales o
extraordinarios, como:
Una voz de los cielos, una visión especial o un
suceso como la partición del Mar Rojo.
Aunque Dos algunas veces se vale de algún modo
especial o espectacular para manifestarse, ésta no es su manera acostumbrada.
Jesús aclaró este punto cuando hablaba a los
escribas y fariseos que pedían una señal especial (Mateos 12:38,39). “Sólo una
nación perversa e infiel pediría más señales; Pero no se les dará ninguna más
excepto la señal del profeta Jonás”.
Elías también se enteró de que Dios no necesitaba
de medios sobrenaturales para comunicar su voluntad.
En 1 de Reyes 19: 11-12 leemos: “Sal y ponte
delante de mi presencia en la montaña, le dijo Jehová. Elías se paró allí y
Jehová pasó, y un fuerte viento azoto las montañas. Era tan terrible que las
rocas se partían y saltaban, pero Jehová no estaba en el viento y después del
viento hubo un terremoto pero Jehová no estaba en el terremoto y después del
terremoto hubo fuego, pero Jehová no estaba en el fuego. Después del fuego oyó
un susurro suave y apacible”.
Elías comprendió que Dios hablaba por medio de un
susurro suave y no necesariamente por medios espectaculares.
El que quiera conocer la voluntad de Dios debe
primero comprometerse a hacerla.
Nunca he conocido a uno que no fuese cristiano que
supiese exactamente la decisión que quiere Dios que tome.
Dios no pierde el tiempo comunicándose con las
personas que no están interesadas en hacerlo. Esto se ve claramente en Romanos
12:1-2. “Por esto, hermanos, les ruego que se entreguen de cuerpo entero a Dios
como sacrificio vivo y santo, este es el único sacrificio que élR puede
aceptar. Teniendo en cuenta lo que él ha hecho por nosotros,
¿será demasiado pedir? “No imiten la conducta ni
las costumbres de este mundo, sean personas nuevas, diferentes, de nueva
frescura en cuanto a conducta y pensamiento. Así aprenderán por experiencia la
satisfacción que se disfruta al seguir al señor” “Por consiguiente no se
conformen con la imitación de este mundo, pero transfórmense por la renovación
de sus mentes.
Entonces podrán probar y aprobar cuál es la
voluntad del Señor. Su voluntad perfecta, agradable y bondadosa”
En este pasaje Pablo nos enseña que solamente
encontramos la voluntad de Dios cuando nos hemos entregado a El. También nos
dice que Su voluntad para nosotros es buena, agradable y perfecta en todo.
A Pablo le fue dado tomar la decisión correcta y
llevar a cabo grandes cosas porque cumplía con el requisito previo de conocer
“la bondadosa, agradable y perfecta” voluntad de Dios. Y estaba totalmente
entregado a hacerla.
Reconozca que Dios tiene un plan para Ud. Y su
Organización o Negocio. Este es el segundo paso en el proceso de conocer la
voluntad de Dios. Por toda la Biblia, Dios enseña que El posee un plan
determinado para su pueblo.
En Jeremías 29:11 leemos: “Conozco los planes que
para ustedes tengo, dice el Señor, son planes de bien y no de mal para darles
un futuro y esperanza”. “Yo te instruiré, y te guiaré por el camino mejor para
tu vida.
Yo te aconsejaré y observaré tu progreso” (Salmo
32:8) Si nos hemos entregado a Dios, El nos comunicará su voluntad. La pregunta
principal es ¿Cómo nos dice lo que desea de nosotros?
Dios nos comunica Su voluntad dándonos el deseo de
hacer lo que El quiere que se haga. “Porque Dios esta en ustedes ayudándoles a
desear obedecerlo y a poner en practica esos deseos de hacer su voluntad.
(Filipenses 2:13).
Cuando leí este versículo por primera vez me
pregunté ¿de qué manera pone Dios su voluntad en mí? Me dí cuenta de que si
tenia la voluntad para hacerlo se manifestaría bajo la forma de un deseo. Al
darme cuenta de ello me acordé de la promesa de Dios: “Deléitate con el Señor,
así El te dará lo que tu corazón anhela”. (Salmo 37.4).
Este versículo que nos dice que si estamos
dispuestos a hacer su voluntad él nos dará lo que nuestro corazón desee. Es
similar a lo que leímos en Filipenses 2:13. Por lo tanto, si verdaderamente
estoy dispuesto a hacer la voluntad de Dios, debería empezar examinando los
deseos de mi corazón.
Si nuestro deseo es conforme a la voluntad de Dios
tendremos paz al llevarlo a cabo y recibiremos poder para conseguirlo. Muchas
personas dicen: “No podemos confiar en que nuestro deseos procedan de Dios.
Satanás nos tienta con malos deseos de modo que no es posible saber si vienen
de Dios o del diablo”. La Escritura nos dice sin embargo: “Dios te concederá
los deseos de tu corazón”.
Vemos que esta promesa lleva implícita la condición
de entregarnos completamente a la voluntad de Dios, en cuyo caso él nos
concederá los deseos de nuestro corazón, según dice en Filipenses 2:13. El los
puso allí.
Observe también que si el deseo viene de Dios se
asegurará de que se cumpla. En otras palabras, no solamente nos concederá el
deseo, sino que nos dará el poder y los recursos necesarios para llevarlo a
cabo.
Esta será una manera para asegurarnos de si
efectivamente ese deseo procede de Dios o no. Si tenemos el deseo, pero jamás
obtenemos los medios o los recursos que necesitamos para realizarlo, podemos
llegar a la conclusión de que no era de dios, después de todo.
No obstante, es posible tener tanto el deseo como
disponer de los recursos y que no sea la voluntad de Dios. Esto es lo que nos
enseña la sita de Isaías (26:3). “El guardará en perfecta paz a cuantos confían
en él, cuyos pensamientos buscan a menudo al Señor.” Dios nos promete paz
mientras cumplamos su voluntad.
Por lo tanto si tenemos un deseo y los medios para
llevarlo a cabo, pero estamos intranquilos acerca de la decisión, podríamos
llegar a la conclusión de que no conviene llevarlo a cabo. Cualquier deseo que
esté de acuerdo con la voluntad de Dios va acompañado de los recursos para
conseguirlo y de la tranquilidad para seguir adelante.
Lista de comprobación para conocer la voluntad de
Dios
Hay cuatro preguntas que son de suma importancia
para determinar la voluntad de Dios en una citación en la cual es preciso tomar
unas decisiones.
¿Estoy yo dispuesto ha hacer la voluntad de Dios en
esta situación? (Romanos 12:1-2)
¿Coincide con los deseos de mi corazón seguir este
curso de acción? (Salmos 37:4)
¿Provee Dios el poder y los recursos necesarios
para realizar tu deseo? (Filipenses 2:13)
¿Me da Dios paz para continuar trabajando en el
proyecto y para tomar las decisiones necesarias para conseguirlo?
Si las respuestas a cualquiera de estas preguntas
son negativas, podemos llegar a la conclusión de que no debemos de seguir por
ese camino en esos momentos.
Sin embargo, si la respuesta es positiva a todas
las preguntas, podré llegar a la conclusión de que sí está de acuerdo con la
voluntad de Dios y podré tomar mis decisiones conforme a ella.
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