domingo, 22 de enero de 2017

LA BASE DEL CRISTIANISMO

EL SOMETIMIENTO TOTAL A DIOS ES LA CLAVE DEL VERDADERO CRISTIANO, PARA SER SALVO Y RECIBIR LAS BENDICIONES DE DIOS. 

VEAMOS EN QUÉ CONSISTE.

La base del cristianismo es el sometimiento total a DIOS, lo que dicho de otra manera, significa una total renuncia a todo lo mundano que daña, que no edifica, que lleva al pecado, y entregar todo lo que soy y lo que tengo al Padre: mi vida, mis relaciones, mis sueños, mis gustos y deseos, entre otras cosas. y ponerlos bajo su autoridad y gobierno.

Jesús dijo en Lucas 14:33: “Así, pues, cualquiera de vosotros que no renuncia a todo lo que posee, no puede ser mi discípulo”. 

Dios no acepta a las personas a medias, como nos hacen creer en muchas iglesias en las que nos dicen “Acepta al Señor en tu corazón y serás salvo”, como si fuera ÉL quien estuviera mendigando pertenecer a nosotros, y no es así, esta ABERRACIÓN, es una distorsión, del verdadero evangelio, que predico JESUCRISTO y sus apostoles.

Porque si bien es cierto que Él dio su vida por nosotros, Él a cambio nos demanda arrepentimiento genuino y sometimiento total a su Voluntad, o de lo contrario no hay Pacto ni tampoco Salvación, como muchos aseguran.
Pero el sometimiento total a Dios significa que nos quitará todo lo que tenemos? No necesariamente, aunque si hay algo que tiene que quitar lo hará, porque Dios siempre quiere lo mejor para nosotros como el Padre perfecto que es.
Las intenciones de Dios son las de poner orden en nuestras vidas y orientarnos hacia sus planes perfectos, como lo ratifica en Jeremías 29:11 cuando dice: “Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis”.
Lo que significa el sometimiento total a Dios
El sometimiento total significa una completa renuncia de nuestro yo interno, de nuestra voluntad, para someternos a la Voluntad del Padre. Es un reordenamiento de nuestra vida dentro de unos lineamientos o reglas dados por Dios, los diez mandamientos, que nos guían siempre a obrar con bondad y justicia, a obedecer siempre a Dios y sus preceptos. Veamos algunos ejemplos:
Enamorarse está permitido siempre y cuando no sea de alguien que ya está comprometido o casado.
Tener sexo, una de las cosas quizás más maravillosas que Dios nos ha dado, son aceptadas por Dios pero con alguien del sexo opuesto y siempre dentro del matrimonio.
Tener dinero es maravilloso siempre y cuando se consiga legalmente, sin robar a otros y tenerlo como un medio para vivir, para ayudar a otros, para extender el reino de Dios y no como la meta principal de la vida. El dinero debe ser nuestro esclavo para fines de beneficio y no nuestro amo.
Pero además, no mentir, no juzgar ni criticar, ser tolerantes con otros, ayudar y servir al prójimo, no codiciar ningún bien ajeno ni la pareja ya comprometida de otra persona. Controlar el temperamento, en una palabra, morir a nosotros mismos y a la carne para andar en el espíritu.
Además debemos aprender a contar con Dios para todo y a diario, a perdonar, a amar al prójimo y aún a nuestros enemigos, desarrollando el fruto del Espíritu mencionado en el libro de Gálatas 5:22-23: “Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza”.
El sometimiento a Dios trae bendición

Pero lo mejor de someternos a Dios es que obtenemos de Él respaldo, bendición y favor. Un ejemplo muy claro mencionado en la Biblia de alguien que supo someterse a Dios fue David, quien siendo un simple pastor de ovejas fue escogido por Dios para ser Rey de Israel y de quien Dios mismo dijo: “He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero”, Hechos 13:22. Y gracias a esto, de su descendencia Dios levantó a Jesús, el Salvador.
David se caracterizó por querer agradar a Dios, por querer hacer su Santa Voluntad. David no solamente escuchaba a Dios sino que lo obedecía. El Rey David se caracterizó por poner a Dios en el primer lugar de su vida y por eso siempre tenía el favor de Dios y era respaldado por Él en todo lo que emprendía. Él siempre actuó según la Voluntad y el propósito de Dios.
Sin embargo, no es fácil someterse a Dios, cuando vivimos en un mundo en el que se nos enseña a ser independientes y a desechar a Dios. Es por eso que para someternos debemos estar completamente enamorados de Dios, tener una estrecha relación con Él a través de la oración y el estudio diario de su Palabra, pero siempre de la mano del Espíritu Santo que nos ayuda en el proceso.

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