Muchas
veces estamos en situaciones fuertes, económicas, familiares, laborales, en los
estudios, personas que pareciera que se empeñan en hacernos la vida cuadritos
como se dice, aquel vecino que nunca te saludaba resulta que un día sin mediar
palabras te insulta, te molesta, aquellas personas que tu pensabas eran tus
amigos te traicionan, personas las cuales estimaste mucho descubres que hablan
mal de ti.
En los negocios de repente les va mal y vez a otros que les va muy bien tratándose del mismo ramo de ventas. En la familia, las cosas no marchan bien. El matrimonio a veces se convierte en sequía. TU TIEMPO DE ORACIÓN SIEMPRE ES INTERRUMPIDO, tus finanzas no te alcanzan. Estas son unas de las tantas pruebas que puedes pasar, pero tenemos que hacer algo por todo esto, ENTREGAR TODO AL SEÑOR DEJAR TODO EN SUS MANOS Y NOSOTROS SOLAMENTE OBEDECERLE, SIN MIRAR A TRAS NI A LOS LADOS.

SE NECESITA FE PARA
ENTREGARNOS A LA MANO DE DIOS
Para
entregar algo que nos es tan querido como nuestra vida necesitamos Fe, no
podemos hacerlo a menos que confiemos plenamente en Dios, esta madre hebrea no
hubiera soltado a su hijo a menos que confiara que la mano poderosa de Dios lo
libraría, pensemos ¿cómo pudo Abraham entregar a Isaac? Por la fe, de alguna
manera sabía que Dios se lo devolvería aunque fuera después de muerto. Fue la
Fe lo que le permitió ir a través de la muerte, la escritura dice:
Hebreos
121 Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de
testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos
envuelve, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo
puesto delante de El soportó la cruz, menospreciando la vergüenza, y se ha
sentado a la diestra del trono de Dios. 3 Considerad, pues, a aquel que soportó
tal hostilidad de los pecadores contra sí mismo, para que no os canséis ni os
desaniméis en vuestro corazón.
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