Dios es un Dios de oportunidades. El libro de Joel, relata de cómo la gente del pueblo de Judá había pecado grandemente, se habían alejado y dado la espalda a Dios por mucho tiempo. El profeta Joel les advierte que no es muy tarde, que Dios les perdonará y les bendecirá si se toman de Él en oración y se arrepienten.
El Señor les hace una promesa: “Yo les compensaré a ustedes por los años en que todo lo devoró ese gran ejército de langostas que envié contra ustedes: las grandes, las pequeñas, las larvas y las orugas” (Joel 2:25, NVI). Cuando te vuelves a Dios y le entregas tu vida completamente, tu corazón se vuelve más susceptible a Él y obtienes una visión renovada de lo que Dios quiere hacer contigo. Te das cuenta que hay esperanza, tienes fe de que Él restaurará todo lo que te ha sido destruido, destrozado y devorado. Aún los años de vida que fueron desperdiciados viviendo sin Dios, pueden ser restituidos. Si pones tu plena confianza en Dios,

¡ÉL QUIERE HACER GRANDES COSAS EN TU VIDA!
No temas, tierra, sino alégrate y regocíjate, porque el Señor hará grandes cosas (Joel 2:21, NVI).
Vosotros también, hijos de Sion, alegraos y gozaos en Jehová vuestro Dios; porque os ha dado la primera lluvia a su tiempo, y hará descender sobre vosotros lluvia temprana y tardía como al principio (Joel 2:23, RV60).
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