Mientras sus hijos se acuerdan de sus altares y de
sus imágenes de Asera, que están junto a los árboles frondosos y en los
collados altos. Un hombre maldito es la persona que confía en el hombre, que no
confía en Dios.
SI SUPIERAS, QUE LA SOLUCIÓN A TODOS TUS PROBLEMAS ESTA EN CONFIAR EN DIOS.
LIBRO DE LAMENTACIONES CAPITULO 3 VERSÍCULOS DEL 21 AL 26
21 Pero algo más me viene a la memoria, lo cual me llena de esperanza: 22 El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. 23 Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! 24 POR TANTO, DIGO: «EL SEÑOR ES TODO LO QUE TENGO. ¡EN ÉL ESPERARÉ!» 25 Bueno es el Señor con quienes en él confían, con todos los que lo buscan. 26 Bueno es esperar calladamente a que el Señor venga a salvarnos.
Quienes confían en Dios van a ser benditos. Es un principio muy poderoso. Para que haya una prueba de bendición y maldición, tenemos que confiar en Dios. Y vamos a hacerlo porque hay una promesa, El prometió que estaría con nosotros y si confiamos en El, vamos a ser benditos. Si yo le pido prestado Q50, ¿me lo prestaría? Sí, porque me conoce, sabe que se lo voy a pagar.
Tú vas a tener paz en que te lo voy a devolver.
¿Qué tengo que hacer para probarte que soy de confianza? Ponerme a prueba. Si
no me lo prestas, nunca vas a saber realmente si soy confiable o no. Pero si no
me ponen a prueba, no puede haber una promesa, no la podemos incumplir. Dios
dice que nos va a bendecir. ¿Lo creen? ¿Ya lo pusieron a prueba? ¿Ya confiaron
en Él? Y cumplió, entonces ustedes creen que Dios cumple. ¿Cómo te sentís al
darme a mí? ¿Qué pasaría si pasan dos semanas y no me ves; es más, a la semana
vengo y te digo que necesito hacer un pago de Q5,000 y como la vez pasada me
prestaste Q50, ¿me lo volverías a prestar? Si los tuvieras, ¿me los darías? Me
los prestas y no me aparezco el día que te dije. Pasa el domingo y no se los
doy, pasan varios domingos, ¿seguís con la misma paz? El primer indicador de
falta de confianza, es frustración. El segundo es falta de paz. Cuando tú ya no
confías en mí, comienzas a frustrarte. Y cuando sentimos, todos están hablando
de mí porque no cumplí lo que prometí. ¿Quiénes de los que aquí están tienen
algún nivel de frustración, de estrés, de la situación en que están viviendo
hoy? Frustra el no tener trabajo, pasar un día, una semana, dos, tres semanas,
estas frustrado, luego ya no tienes paz; tal vez y te peleaste con Dios. Estás
en ventas, y dices: “Dios me está probando,” pero tienes frustración, falta de
paz. Todos tienen la culpa menos uno. ¿Quiénes quieren ser benditos? ¿Quiénes
confían en Dios plenamente? ¿Qué es lo primero que no tenemos que tener cuando
empezamos a tener esos problemas y no
salen? Tenemos que chequear nuestros niveles de frustración y de paz. Si estás
teniendo frustración, estás dejando de confiar en Dios y, por lo tanto, estás
dejando abierta la puerta a una maldición. Lo que enseño aquí lo practico, les
aseguro los que tienen que ver con finanzas y bolsa, que nadie quería estar
viendo que una de las compañías de seguros más fuertes se estaba yendo al hoyo,
en quiebra. Vienen tiempos muy duros. ¿Quiénes vamos a salir adelante? Los que
confiamos en Dios. Nosotros vamos a ser los bendecidos y los maldecidos son los
que empiezan con el estrés. ¿A qué llamo el estrés? A decir: “Vendamos antes
que perdamos todo”. No le haces caso a Dios, sino que te guías por tus
conocimientos. Si somos buenos administradores, tenemos que consultar con el
dueño de las riquezas, pasar tiempo con Dios. Si no me conocieras, no me
prestarías dinero, porque no me conoces. Si me conoces bien, vienes todos los
domingos, preguntas por mí, entonces sí me lo prestas. ¿Cómo podes confiar en
Dios si no pasas tiempo con Él. El otro día, entró un hombre enfermo, lo llevan
los servidores, se desmayan, llaman al médico de turno, y empieza a chequear al
hombre. De repente, éste se reincorporó, le toman el pulso, estaba
deshidratado. El hombre dice “no he comido nada ni tomado nada en cuatro días”.
Luego dicen: “Hay que darle algo de comer y beber, le ponen algo ahí para que
coma y beba”. Lo dejé con los doctores y servidores y me fui. Al día siguiente,
le pregunté qué pasó con el enfermo, y me dijeron que había muerto. Pregunté
por qué. Y ellos respondieron que no comió ni bebió nada. Un ejemplo tonto. En
otra ocasión, llegué a ver a una señora a un hospital, con cáncer. Le dije: “Yo
creo que el Señor la va a sanar”. “Yo también,” dijo ella. A la semana, pregunte
qué pasó. Y dijeron: “se murió”. Pero mi confianza no estaba realmente puesta
para creer que Él la sanó. Yo creía y los servidores creían que si el comía y
bebía sería sano, pero él no. A veces, nos pasa lo mismo. Confiamos en Dios,
creemos en El; ¿nuestros niveles de paz dicen que creemos en El? No. ¿Nuestros
niveles de frustración dicen que creemos en El? No. ¿Estamos confiando o no?
¿Estamos creyendo o no? El principio es muy poderoso y como creo que vienen
cosas duras y que después de una buena tormenta viene un buen testimonio, creo
que tendremos que confiar en Dios para que en unos meses podamos juntarnos con
gente y decirle: “Confiemos en Dios”. Hay gente que en su nivel de frustración
hace cualquier tontería con tal de ganar dinero. Hay personas que se meten a
robar, a vender cosas que no tenían que vender, a cualquier trabajo. No confían
en Dios, sino en su habilidad, con la excusa de llevar dinero a su casa, se
meten en problemas y comienzan a ser malditos. Ustedes quieren ser benditos,
van a ser hombres y mujeres de verdad. Si confían en sus propias fuerzas, van a
ser malditos.
OTRO
PRINCIPIO. JEREMÍAS 17:7
BENDITO EL
VARÓN QUE CONFÍA EN JEHOVÁ, Y CUYA CONFIANZA ES JEHOVA.
¿Qué hace esa plantita? Confiar en Dios. Yo no les
vengo a decir que no habrá problemas. Siempre ha habido ciclos, buenos y malos.
No todo puede ser para arriba siempre. Si vienen tiempos de sequía, la ventaja
es confiar en Dios. Y siempre su hoja va estar verde, dando fruto. Dichoso el
hombre que confía en Dios. ¿Qué tenemos que hacer para dar siempre fruto?
Confiar en Dios. Les doy ejemplos prácticos. El pastor Cash les ha hablado de
un amigo que tenía que estaba medio loco, cuando iba en el carro, siempre veía
las vallas y decía: “Ese cliente me va a comprar, me va a llamar”. Y ese amigo
de él confiaba tanto en Dios, que ni siquiera llamaba al cliente. Hay dos
principios: quieres tener, llama, busca. Y la diferencia de este hombre que
miraba la valla, y ni lo llamaba. ¿Sabe quién llamaba al día siguiente para
comprar? Precisamente el de la valla y así con varios clientes. No conocía a
nadie en esas empresas, pero confiaba en que le iba a comprar.
Por eso le dije que lo que enseño es porque lo
pongo en práctica, no enseño nada que no practique. Me entró una vez la idea de
venderle todos los radios a todos los ingenios de Guatemala. Hoy por hoy, lo
hago. Ya ni conozco a la gente de los ingenios. El otro día fui a la oficina de
uno de ellos, que tenía cuatro años de hablarle por teléfono. Nunca le he dado
un soborno a nadie. En Grupo Comudisa, le pueden preguntar a cualquier persona
que trabaja conmigo, nunca hemos hecho eso. ¿Usted cree que Dios confiando en
El, no nos va a bendecir? A mí me compran y pagan sin darles nada. Eso es
confiar en Dios. Y yo sería una persona maldita si creyera que el diezmo es
para el de compras o para el gerente, porque estaría confiando en mis
habilidades de dar mordida y no en las habilidades de al dar yo mi diezmo, Dios
siempre hará algo para que mi hoja siempre esté verde y dé fruto. Eso es poner
confianza en Dios. Es saber orar con Él, meterse con Él y saber que cuando dice
algo, lo va a cumplir. Las personas que han quedado sin trabajo, llevan varias
semanas, están desesperadas, sienten que el mundo se va a acabar, las deudas,
la presión, los problemas, etc. Todo se arruina en casa, el carro, etc. Y uno
dice: “Lo que sea agarró ahorita”. Y a la semana están trabajando de lo que sea
y no los han llamado para ofrecerles el trabajo que estaban esperando. La gente
que está en la bolsa, ¿no les ha pasado que cuando venden una acción, al día
siguiente sube? Es porque no lo consultaron con el verdadero jefe. No tienen
idea del nivel de frustración que puede tener uno cuando uno tiene un índice y
baja, al día siguiente, vuelve a bajar y cuando uno la vende, todo lo que había
bajado, vuelve a subir. No tiene idea el índice de paz que da cuando uno recibe
una orden de Dios.
En una ocasión, Dios me dijo que me saliera de la
bolsa, lo hice y me evité muchas pérdidas. Por más intelecto que uno tenga,
Dios es mayor. Le hablas a todos los que saben de eso y te aconsejan, pero no
hay que confiar en nuestro intelecto. Mucha gente cree que ser sabio es saber
mucho, pero es el que tiene temor de Jehová y confía en Él. ¿Quiénes quieren
ser benditos? Confíen en Jehová. Deben ser fieles con sus planes. Estuvimos
hablando el martes pasado con un amigo, y le preguntaba: ¿Cómo vas con tu
deuda? ¿Ya le pusiste una fecha para salir de eso? Hasta en eso tenemos que ser
fieles. Yo voy a poner una fecha, voy a dejar de tomar aguas en la tienda,
dejar el gasto de la prensa, dejar todo eso que no es necesario. Propóngase
salir de su deuda en cierta fecha, sea fiel a su plan. Confíe en Dios. Si usted
se esfuerza, si trabaja duro y si confía en Dios, no hay ni una razón por la
cual usted no pueda prosperar. Si usted trabaja duro, ahorra y confía en Dios,
siempre va a tener. Tenemos que aprender a ser buenos administradores. Los dos
principios son: ser fieles y confiar en Dios. Son dos muy buenos principios. Si
ustedes me preguntan a mí, son los dos que pondría en práctica lo antes
posible.
Proverbios 3:5
Fíate de Jehová de todo tu corazón y no te apoyes
en tu propia prudencia.
Téngase miedo hasta usted mismo. Usted es el
enemigo número uno. No, el enemigo número uno de la confianza es el orgullo, y
éste vive en uno. Cuando te ofrecen un trabajo que tal vez es la voluntad de
Dios y el orgullo no te permite aceptarlo, no te permite hacer las cosas porque
crees que no va a funcionar. Ten miedo de lo que piensas, las emociones es lo
peor que puede pasar. Hay gente que para todo dice “yo siento…” ¡No sienta! Confíe en Dios. Las personas que
sienten están metiendo todo su corazón, sus sentimientos y están dejando de
confiar en Dios. No sientan, pregúntenle. Hace una semana, platicaba con el pastor.
¿Qué hacer durante una tormenta? Creer en Dios y si llega el momento en que ya
ni en Dios crees, haz lo que hicieron los discípulos, estaban en una barca en
medio de la tormenta y despertaron a Jesús. Yo prefiero que me regañe Dios a
morir ahogado sin que me regañen. Cuando estemos en la tormenta, cuando los
clavos son fuertes, creamos en Dios, tengamos confianza en El y despertemos a
Jesús, El tiene todo el poder para cambiar el viento y las aguas.
Me gustaría que le pidiéramos perdón a Dios. A
veces creemos que haciendo cosas, no quedarnos quietos, vamos a mejorar la
situación y cuando viene una tormenta, es cuando tenemos que quedarnos quietos,
confiar en Dios, despertar a Jesús. Yo me arrepentí cuando en la Biblia dice:
“Maldito el que confía en el hombre”. Yo no quiero ser maldito, quiero confiar
en Dios. El poder está ahí, la Palabra está ahí. Bendito el hombre que funda su
casa sobre la roca. Cuando le di el ejemplo que tenían que comer. El ejemplo es
cómanse la Palabra. Si no comen, se van a morir. Se tienen que comer la Palabra
o se mueren. Quieren que Dios los bendiga financieramente, y no saben ni dos
versículos que hablan de las finanzas, quieren que los sane y no saben nada de
Palabra. Cómanse la Palabra o se mueren.
Perdónanos, queremos confiar en ti, nos vamos a
comer dos versículos al día, no nos queremos morir, queremos ser benditos.
Queremos ser hijos y como tal ser bendecidos.
Pastor Cash Luna
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