Durante los últimos años, los cristianos hemos dado
poca importancia a los momentos a solas con Dios. Ese precioso tiempo del que
nos habla el salmista en el que Dios nos muestra su gran amor y nos señala el
camino que debemos seguir.
Esta Escritura nos muestra que hemos de hacer dos
cosas fundamentales:
Primero, poner nuestra confianza en Dios para que
el nos haga saber de su gran amor. Cada día debemos de tomar tiempo para estar
a solas con el Señor y poner nuestra confianza en Él. Ser cristiano es un
asunto de decidir confiar en Dios todos y cada uno de los días de nuestra vida.
Al hacerlo, Jesús nos hace saber de su gran amor. ¡Nadie nunca nos amará, como
el nos ha amado! “Nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su vida por
sus amigos”. Juan 15:13.
Lo segundo que nos dice este pasaje, es que debemos
de elevar nuestra alma al Señor para que Él nos muestre el camino que debemos
seguir.
Te haré entender, y te enseñaré el camino en que
debes andar: Sobre ti fijaré mis ojos. Salmo 32:8.
Elevar nuestra alma al Señor suena un poco místico.
Lo que David está expresando es el deseo de presentar su corazón al Señor para
que Él lo transforme y así hacer Su voluntad. Por lo general nos presentamos a
Dios para que nos ayude a caminar por el camino que nosotros queremos andar,
por las sendas que llevan a satisfacer nuestro corazón.
Pidamos al Señor cada mañana, que nos señale el
camino que debemos seguir, porque a Él hemos elevado nuestro corazón
¿CUÁL ES EL MAYOR PROBLEMA QUE TENEMOS LOS
CRISTIANOS?
Que hablamos muchísimo de Dios, pero no lo
conocemos. En nuestro criterio, Dios es conforme lo imaginamos, de acuerdo con
nuestra propia perspectiva. Y ahí está el error. El Señor en el que creemos es muy
distinto del real, el Dios de poder que transforma, hace milagros y cambia las
circunstancias.
Recuerde lo que enseñan las Escrituras: “Pues el
Señor es bueno. Su amor inagotable permanece para siempre, y su fidelidad
continúa de generación en generación..”(Salmo 100:5. Nueva Traducción Viviente)
¿Qué debe mediar? La revelación del Señor. Dios
debe revelarse a nuestra vida. ¿Y cómo lo logramos? Mediante intimidad con Él.
La oración y el estudio sistemático de las Escrituras es un camino apropiado
para conocerle como realmente Él es?
Cuando le conocemos en Su plenitud, podemos confiar
en Él. Comparto con usted cinco razones para confiar en Dios que nos enseña el
reverendo Charles Stanley:
Basándonos en el carácter de Dios, ¿de qué podemos
estar seguros?
1. Dios nos impartirá su misericordia. Al enviar a
su Hijo a morir en nuestro lugar, el Padre celestial demuestra su amor por
nosotros (Salmo 100:5; 1 Juan 4:10).
2. El Señor nos ayudará a hacer lo que Él requiera
de nosotros. Nos dará no solo la sabiduría espiritual para que podamos realizar
las tareas que nos ha asignado, sino también el poder para llevarlas a cabo
(Hebreos 13.21).
3. Dios pondrá un límite a las tentaciones y a las
presiones que permite en nuestra vida. Como artesano de nuestras vidas, Él sabe
cómo moldearnos a la imagen del Señor Jesús (2 Corintios 4.8).
4. Dios nos fortalecerá y protegerá para que no
tengamos que claudicar o rendirnos. Aunque somos débiles, Él sabe cuán fuertes
podemos ser cuando su poder está en nosotros (1 Corintios 10.13).
5. Nuestro Padre celestial perdonará nuestros
pecados. Él está listo para recibir nuestra confesión, perdonarnos y limpiarnos
de toda maldad cada vez que acudamos a Él (1 Juan 1.9).
Además de estas bendiciones durante el tiempo que
vivamos en este mundo, tenemos también bendiciones futuras de las que podemos
estar seguros. Podemos tener la confianza de que la vida no termina cuando
nuestro cuerpo terrenal muere (2 Corintios 5.8); que viviremos en el cielo para
siempre; y que Jesucristo volverá un día.
La vida tiene, sin duda, experiencias dolorosas
(Juan 16.33). Pero cuando los problemas nos opriman, pensemos en todas las
razones por las que podemos depender de Dios.
Razones para confiar en Dios
¿En qué Dios hemos confiado? En nuestra amada
Colombia hay dioses de yeso o de barro en el que confían las personas; en
México algunos serán devotos de santa muerte o la guadalupana y creen que les
ayudará; en Europa algunos creen en el poder del ocultismo y ese es su dios,
mientras que en el Caribe hay quienes depositan su confianza en mayombé o
changó.
Cabe entonces preguntarnos nuevamente: ¿En qué Dios
hemos confiado? En la medida en que desarrollamos intimidad con el Señor, no
solamente podemos conocerle sino, además, desarrollar confianza en Él. Es un
proceso que se afirma progresivamente: intimidad con Dios asociada a
conocimiento de Él.
El revendo Charles Stanley enseña cinco razones
para confiar en Dios, que comparto con usted:
En nuestro mundo aquejado de problemas, las
injusticias, los crímenes y la falsedad es lo que abunda en las noticias.
Sin embargo, tenemos un Dios cuyas acciones son
perfectas y que es fiel a toda promesa que ha hecho. Recuerde que, como dicen
las Escrituras, Él es el mismo “ayer, y hoy, y por los siglos” (Hebreos 13.8).
Podemos tener absoluta confianza en el Señor, porque Él es:
• Omnisciente. Nuestro Padre celestial sabe lo que
le está sucediendo a cada persona en todo momento (Lucas 12.2, 3). Su
conocimiento es total; no hay ninguna circunstancia que le sea desconocida, ni
pensamiento que Él no discierna.
• Omnipotente. Dios tiene poder absoluto sobre
todas las cosas; nada está fuera de su control. Él usa su poder para hacer su
voluntad perfecta. Ninguna autoridad en el cielo o en la Tierra puede frustrar
sus propósitos (Job 42.2; Mateo 19.26).
• Omnipresente. La totalidad del espacio y del
tiempo están al alcance de su mirada (Salmo 139.7-12).
• Veraz. Dios no puede mentir; Él dice siempre la
verdad. Podemos confiar plenamente en su Palabra y en sus respuestas a nuestras
oraciones.
• Amoroso. Podemos también tener confianza en las
intenciones del Señor, porque su carácter es el amor absoluto (Romanos 8.28; 1
Juan 4.8).
La naturaleza de Dios no es afectada por el tiempo,
el lugar, las personas o las circunstancias. Él nunca se equivoca en lo que
dice o hace, porque su conocimiento es perfecto. Su soberanía es total, y todo
está al alcance de su mirada. Cada promesa está garantizada en Jesucristo (2
Corintios 1.20). Él es Aquel en quien podemos contar cada día de nuestra vida.
¡Aleluya
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