sábado, 18 de marzo de 2017

NO ENDUREZCÁIS VUESTROS CORAZONES

SI HACES LA VOLUNTAD DE DIOS TU CORAZÓN NUNCA SE ENDURECERÁ.

DIOS CUIDA DE MÍ, PUES ANTE MIS REBELIONES, NO PERMITIÓ QUE ENDURECIERA MI CORAZÓNCADA VEZ QUE POR CIRCUNSTANCIAS DE LA VIDA, HE TRATADO DE IMPONER MI PROPIO CRITERIO SOBRE LA VOLUNTAD DE DIOS, ME HE DADO CUENTA DE SU INMENSO AMOR POR MÍ, EL CUAL ME PONE A REFLEXIONAR Y HACE QUE EN PAZ, RECONOZCA MIS ERRORES Y QUE TODO LO QUE ÉL HACE O PERMITE EN MI VIDA, ES POR MI BIEN, GRACIAS AMADO PADRE, POR PERMITIRME QUE ME DÉ CUENTA DE MIS GARRAFALES PECADOS Y ERRORES, Y SOBRE TODO PORQUE NO PERMITISTE, QUE ENDURECIERA MI CORAZÓN PARA CONTIGO. PERDONA JEHOVA TODOS MIS PECADOS Y TRANSGRESIONES. Y A PARTIR DE AHORA DAME SABIDURÍA, PARA HACER TU VOLUNTAD, SERTE FIEL Y OBEDIENTE AMEN. ASÍ ES Y SERÁ
SI OYERES HOY MI VOZ, NO ENDUREZCÁIS VUESTROS CORAZONES
ESPERA CONFIADO

Espera confiado, pues el Señor es quien ha de restaurar tu vida; en este día viene nuevamente la voz del Señor a tus oídos para alentarte a perseverar, para decirte que sin importar cual sea tu situación Él ha tomado intervención para restaurarte.

Leamos la Palabra de Dios en Jeremías 33:1-9 “Vino palabra de Jehová a Jeremías la segunda vez, estando él aún preso en el patio de la cárcel, diciendo: Así ha dicho Jehová, que hizo la tierra, Jehová la formó para afirmarla; Jehová es su nombre:……..”.
“Vino palabra de Jehová a Jeremías la segunda vez”, para Jeremías era la segunda vez que Jehová hablaba, ¡Y a ti, cuantas veces te ha hablado el Señor?, ¿Cuántas veces escuchaste tu mismo su voz o te habló a través de otra persona?; te ha hablado en muchas ocasiones, te dijo de tu ministerio, te habló de tu familia, te dijo que te bendeciría y que haría prosperar todos tus caminos y cuantas cosas más; pero tú, ¿Qué es lo que hiciste luego?, esperaste confiando verdaderamente en estas palabras, las dejaste establecidas en tu corazón o solo fueron palabras que pasaron por tu mente sin dejar nada tras ellas.
El Señor no se cansa de hablar a tu vida y te confirma una vez tras otra sus promesas, Él no se desdice de sus palabras pues “Dios no es hombre para que mienta. Ni hijo de hombre para que se arrepienta” (Números 23:19); si has tomado la palabra, si has confiado en el Señor estarás trabajando por ella, estarás preparándote para llevarla adelante, estarás presente en las actividades de la iglesia, estarás ganando almas para Cristo en cada lugar que el Señor te lleve y no tendrás excusas o limitaciones de tiempo, de distancia o económica para cumplir con el Señor.
No importa el lugar en donde estés, a Jeremías le habló “estando él aún preso en el patio de la cárcel” y a ti seguramente te hablo en muchas circunstancias, te habló en tus mejores momentos y te hablo en medio de las dificultades para que te vuelvas a Él, para que hagas su voluntad dejando de anteponerle tus propios criterios; muchas veces pensamos que cuando el Señor nos hable escucharemos su voz como trueno, Apocalipsis 14:2, o que entraremos en un éxtasis profundo que nos elevará al tercer cielo, Hechos 22:17, pero no es así aunque sea esto posible, lo importante es escuchar su voz y lo más importante es la actitud que tienes luego, cómo actúas luego de conocer la voluntad del Señor.
Lo cierto es que Él nos habla mucho más seguido de lo que pensamos y en las más variadas formas; Él solamente desea que cada uno de nosotros y en el lugar donde estemos podamos escuchar su dulce voz, y entonces nos exhorta: “Si oyeres hoy mi voz, No endurezcáis vuestros corazones” (Hebreos 4:7), no podemos hacernos los distraídos cuando el Señor nos habla y nos guía, no podemos hacernos los distraídos y no prepararnos para el ministerio que el Señor ha derramado sobre nosotros, no podemos hacernos los distraídos y no cumplir la voluntad del Señor.
Tal vez por desconocimiento, quizás por no entender o simplemente porque hasta hoy no has tomado una decisión de servicio y consagración para con el Señor y su obra, y es por esto que no estás caminando en pos de tu ministerio; no podemos hacernos los distraídos frente a la Palabra de Dios pues nos estamos convirtiendo en hijos rebeldes y desobedientes, y si lo haces solamente recibirás el trato como tal; el Señor desea que tu vida sea bendecida y prosperada, pero para ello es necesario que hagas lo que Él te pide y que lo hagas en perfecta obediencia.




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