lunes, 20 de marzo de 2017

ESTA CLASE DE FE


LIBRO DE MARCOS CAPITULO 9 VERSICULOS DEL 25 AL 29

“25 Y cuando Jesús vio que la multitud se agolpaba, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: Espíritu mudo y sordo, yo te mando, sal de él, y no entres más en él. 26 Entonces el espíritu, clamando y sacudiéndole con violencia, salió; y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto. 27 Pero Jesús, tomándole de la mano, le enderezó; y se levantó. 28 Cuando él entró en casa, sus discípulos le preguntaron aparte: ¿Por qué nosotros no pudimos echarle fuera? 29 Y les dijo: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.”  Marcos 9:25-29

Hay quienes piensan que Jesús estaba diciendo que, de la única manera en que salía aquel demonio, era con ayuno y oración porque tal vez esa clase de demonio es más fuerte que otros.  Pero, cuando miras el contexto de la historia, Jesús lo que está diciendo es que, lo que se va con ayuno y oración, es la incredulidad.  Jesús nunca tuvo problemas con ningún demonio.  No había nada que detuviera a Jesús.  Si lees el contexto completo, en realidad Jesús lo que hace es discutiendo con los discípulos por su incredulidad y porque, como dice el versículo 14, cuando llegó a donde estaban los discípulos, vio una gran multitud alrededor de ellos, y escribas que disputaban con ellos.

Es curioso que, en la mayoría de las reuniones de los religiosos, siempre surjan peleas por teologías y doctrinas.  No piensan que, mientras pelean por sus creencias, la gente está deprimida, enferma, está preocupada.  Hay muchas iglesias que lo que les gusta es litigar con la Biblia como herramienta.  Ahora en las redes sociales se pasan buscando a otros predicadores, opinando sobre qué deben predicar y, cuando vas a sus muros, ni tan siquiera hacen lo que demandan de otros.  Se pasan criticando a los demás, y se olvidan de los que en realidad necesitan un cambio en sus vidas.
Lo que queda es preguntar si con sus grandes títulos y posiciones la gente se ha sanado, libertado, cuántos matrimonios se han restaurado, cuánta gente puede decir que por oírles sus vidas han sido cambiadas, transformadas.  Se pasan mirando la paja que está en el ojo de su hermano.  A Jesús, lo que le ofende es que se pelean por doctrinas, mientras no se cumple su misión aquí en la tierra.  En esta historia, Jesús esta ofendido con sus discípulos porque, por estar peleando, entró incredulidad en ellos y no pudieron cumplir la misión que tenían delante de ellos.  Tú, deja de estar peleando por doctrinas y teologías allá afuera.  ¿De qué sirve teología, mientras tu vida está llena de hambre, tristeza y preocupación?  Lo que hace falta para que la gente cambie es que tú creas que Jesucristo es el Señor. 
En Juan 14:12, dice: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.  Aquí no dice “el apóstol que cree en mí”, “el profeta que cree en mí”, “el pastor que cree en mí”; Él dice el que cree, cualquiera que crea en mí, cosas más grandes hará aquí en la tierra.  Uno de los problemas de la iglesia, es que no cree.  Entonces, los que no creen, se molestan con los creen.
Nunca le pases la responsabilidad a otro de lo que no estás dispuesto a creer.  Nunca verás milagros en tu vida, si no lo puedes creer.  Nunca cargarás la autoridad de Dios, si no puedes creer, si permites que las peleas y las cosas vanas de la vida te impidan creer.
Muchos llegan a la iglesia y quieren convertirse en cristianos filósofos.  Estudian teología, y los estudios comienzan a minimizar su fe.  Todo cristiano debe escudriñar la Palabra, pero procura que tu fe no se vea afectada.  Se debe escudriñar la Palabra, pero muchos comienzan a estudiar teología, pensando que la teología les ayudará en su cambio, pero lo que cambia tu vida es creer.  Muchas veces el conocimiento de más lo que hace es crear más duda e incredulidad.  Al estudiar, algunos comienzan a guiarse por las experiencias de otros, en vez de pensar por sí mismos, como Dios quiere.  Aprende a vivir como Dios quiere que tú vivas. 
Cuando Mateo relata esta historia del joven endemoniado, en Mateo 17:22, dice que, cuando los discípulos le preguntan a Jesús por qué ellos no pudieron echar fuera aquel demonio, 20 Jesús les dijo: Por vuestra poca fe…  Así que, todo lo que tienes que tener, es un poco de fe para cumplir la misión que Dios te ha asignado en la tierra y para recibir tu milagro.  Todo lo que necesitas para que tu vida cambie es una fe sencilla.  Para el que cree, todo es posible. 

LIBRO DE MARCOS CAPITULO 9, VERSICULOS DEL 20 AL 24

“20 Y se lo trajeron; y cuando el espíritu vio a Jesús, sacudió con violencia al muchacho, quien cayendo en tierra se revolcaba, echando espumarajos. 21 Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él dijo: Desde niño. 22 Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua, para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y ayúdanos. 23 Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible. 24 E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo: Creo; ayuda mi incredulidad.
Parecido a la pregunta del padre del joven endemoniado en Marcos 9, en Marcos 1:40 hay un hombre leproso que le pregunta a Jesús: Si quieres, puedes limpiarme.  Las dos preguntas más grandes que la gente le hace a Dios para poder recibir un milagro son si quieres, o si puedes.  La razón por la cual la gente no recibe sus milagros es por la manera en que piden.  Estos dos hombres, inconscientemente, están haciendo a Dios el responsable de lo que están pasando sus familias.  Ellos están pensando: ¿Querrá Dios esto para mi vida?
En el momento en que se va a hacer algo, siempre es más fácil decir si tú quieres,  porque la responsabilidad de lo que suceda a base de cualquier decisión que se tome, se le pasa a otro.  Así hay mucha gente que nunca viven la vida que Dios quiere para ellos porque su incredulidad se basa en si Dios puede, si fuera la voluntad de Dios, si Dios quiere.  Así como Jesús les dice a estos hombres, Él quiere darte tu milagro, pero tu milagro sucederá cuando creas que Dios te lo dará.
Con aquellas preguntas, aquellos hombres intentaban transferir su responsabilidad a Jesús.  Ellos le estaban queriendo decir: Si mi hijo no sana, es porque tú no quieres; si no sana, es porque no puedes.  La contestación de Jesús a su petición de sanidad, en otras palabras, fue: Yo puedo hacerlo y quiero hacerlo, pero ¿y tú?  ¿Puedes creer que yo lo puedo hacer?  ¿Quieres recibir tu milagro?  Jesús les dice: Viniste hasta aquí para echarme la culpa a mí, pero tú eres el responsable de recibir tu milagro.  Siempre es más fácil echarle la culpa a Dios, pero nunca se ha tratado de lo que Dios quiere o puede; se trata de lo que tú crees que puede pasar. 
Debes saber que tu final no es responsabilidad de Dios, tú eres quien decide.  Lo que tienes hoy es producto de lo que has creído que puedes tener, que puedes alcanzar, que puedes lograr.  Sabes que hay cosas más grandes para ti, pero no le puedes echar la culpa a Dios por no haberlas alcanzado.  No has alcanzado lo que Dios tiene para ti porque no has querido someterte al proceso en el que Dios quiere transformarte y solo estás preguntando si puede o si quiere, diciendo: Es cuando se haga la voluntad de Dios.  Dios te va a decir: Yo quiero darte tu milagro, pero está en ti recibirlo.
Cuando Jesús le contesta: Al que cree todo le es posible; aquel hombre le contesta: Creo; ayuda mi incredulidad.  (Marcos 9:24)  La realidad es que siempre es posible creer, a pesar de las dudas.  El problema es que hay gente que cree que debe eliminar las dudas para creer, cuando en realidad solo debe suspender las dudas por un segundo.
Tu vida cambia en un segundo de fe, tu vida cambia en un momento de fe, tu vida cambia en un momento donde tú crees que todo es posible.  Lo que hace falta es un segundo en donde, de adentro de ti, salga un: Creo; ayuda mi incredulidad.  Lo único que hace falta para recibir tu milagro, para hacer que tu vida cambie, es creer.  Todo lo que no ha cambiado en toda tu vida, puede cambiar, con un simple: Creo; aunque después haya cierta duda.  Porque, lo que te pone en el lado del destino de Dios para tu vida, es que, por un instante, te atrevas a creer que todo es posible, que puedas creer que algo puede cambiar en tu vida.
Después que Jesús libertó a aquel joven, los discípulos le preguntaron a Jesús por qué ellos no pudieron hacerlo, y Jesús les responde, en Marcos 9:29: Este género con nada puede salir, sino con oración y ayuno.  Pero Jesús no se refería a que el demonio saldría con ayuno y oración; lo que quiso decir Jesús fue que la incredulidad de ellos era la que no les permitía hacer el milagro y su incredulidad era la se desaparecería orando y ayunando. 
El ayuno y la oración harán que tu incredulidad desaparezca, pero lo que hace que tu vida cambie es que, por un segundo, suspendas la incredulidad que hay en tu mente y brinques al lado de lo que Dios tiene preparado para ti.  Hoy, cree, por un segundo, que un nuevo matrimonio es posible, que es posible una nueva empresa; y luego ora y ayuna para eliminar la duda.  Solo así, lo que te ha ido secando toda tu vida, se convertirá en el testimonio más grande de la gloria de Dios en ti. 


POR PASIOR: OTONIEL FONT

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