“BUSCAD
Á JEHOVÁ MIENTRAS PUEDE SER HALLADO, LLAMADLE EN TANTO QUE ESTÁ CERCANO”
(ISAÍAS 55.6).
La preocupación mayor de todos los humanos es la búsqueda de las cosas que son necesarias para vivir. Esta búsqueda se ha acentuado en nuestro tiempo, cuando la vida se ha encarecido. En los días del profeta Isaías, la gente tenía las mismas preocupaciones, pues así lo expresa la Escritura: “A todos los sedientos: Venid a las aguas; y los que no tienen dinero, venid, comprad, y comed. Venid, comprad, sin dinero y sin precio, vino y leche. ¿Por qué gastáis el dinero no en pan, y vuestro trabajo no en hartura? Oídme atentamente, y comed del bien, y deleitarás vuestra alma con grosura. Inclinad vuestros oídos, y venid a mí; oíd, y vivirá vuestra alma...”. Es por eso que el profeta llamó a su generación a buscar a Dios, ¿porque?:
I.- EL TIEMPO ES LIMITADOa) La primera razón de esta verdad es la brevedad de nuestra propia vida. Así lo expresó Job: “EL HOMBRE NACIDO DE MUJER, CORTO DE DÍAS, Y HARTO DE SINSABORES: Que sale como una flor y es cortado; Y huye como la sombra, y no permanece” (Job 14.1, 2), en tanto que Jacobo lo dijo de esta manera: “EA AHORA, LOS QUE DECÍS: HOY Y MAÑANA IREMOS A TAL CIUDAD, Y ESTAREMOS ALLÁ UN AÑO, Y COMPRAREMOS MERCADERÍA, Y GANAREMOS: Y NO SABÉIS LO QUE SERÁ MAÑANA. PORQUE ¿QUÉ ES VUESTRA VIDA? CIERTAMENTE ES UN VAPOR QUE SE APARECE POR UN POCO DE TIEMPO, Y LUEGO SE DESVANECE. En lugar de lo cual deberíais decir: Si el Señor quisiere, y si viviéremos, haremos esto o aquello. Mas ahora os jactáis en vuestras soberbias. (Sant. 4.14-16).
b) La segunda razón que debe movernos a buscar a
Dios de inmediato es que la muerte nos puede sorprender en el momento menos
esperado. “Y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes almacenados para muchos
años; repósate, come, bebe, huélgate. Y díjole Dios: Necio, esta noche vienen a
pedir tu alma; y lo que has prevenido, ¿de quién será? (Luc. 12.19, 20)
c) La tercera y más poderosa razón es que un día
Dios dejará de ofrecer la oportunidad de salvación. Así lo leemos de manera
expresa en las Escrituras: “Porfiad a entrar por la puerta angosta; porque os
digo que muchos procurarán entrar, y no podrán. Después que el padre de familia
se levantare, y cerrare la puerta, y comenzareis a estar fuera, y llamar a la
puerta, diciendo: Señor, Señor, ábrenos; y respondiendo os dirá: No os conozco
de dónde seáis. Entonces comenzaréis a decir: Delante de ti hemos comido y
bebido, y en nuestras plazas enseñaste; Y os dirá: Dígoos que no os conozco de
dónde seáis; apartaos de mí todos los obreros de iniquidad. Allí será el llanto y el crujir de dientes,
cuando viereis a Abraham, y a Isaac, y a Jacob, y a todos los profetas en el
reino de Dios, y vosotros excluidos” (Luc. 13.24-28).
II.- DEMANDA CONVERSION
a) BUSCAR
A DIOS IMPLICA LA DISPOSICIÓN DE DEJAR DE HACER LO MALO. LA CARACTERÍSTICA
HUMANA ES LA MALDAD, LA CUAL OFENDE A DIOS. Esa maldad la describe el
proverbista así: “SEIS COSAS ABORRECE
JEHOVÁ, Y AUN SIETE ABOMINA SU ALMA: LOS OJOS ALTIVOS, LA LENGUA MENTIROSA, LAS
MANOS DERRAMADORAS DE SANGRE INOCENTE, EL CORAZÓN QUE MAQUINA PENSAMIENTOS
INICUOS, LOS PIES PRESUROSOS PARA CORRER AL MAL, EL TESTIGO FALSO QUE HABLA MENTIRAS,
Y EL QUE ENCIENDE RENCILLAS ENTRE LOS HERMANOS” (Prov. 6-16-19).
b) LA
CONVERSIÓN ES EL REGRESO A DIOS, Y ESO SOLO ES POSIBLE CUANDO EL HOMBRE DECIDE
DEJAR LOS MALOS CONSEJOS, LOS CUALES
SIEMPRE INDUCEN AL PECADO. El sabio
Salomón observó este gran mal en la vida de los jóvenes de su tiempo.
“Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, No consientas. Si dijeren:
Ven con nosotros, Pongamos asechanzas a la sangre, Acechemos sin motivo al
inocente; Los tragaremos vivos como el sepulcro, Y enteros, como los que caen
en sima; Hallaremos riquezas de todas suertes, Henchiremos nuestras casas de
despojos; Echa tu suerte entre nosotros; Tengamos todos una bolsa: Hijo mío, no
andes en camino con ellos; Aparta tu pie de sus veredas: Porque sus pies
correrán al mal, E irán presurosos a derramar sangre” (Prov. 1.10-16). Este
pasaje describe a la juventud de nuestros días.
c) LA
RELIGIOSIDAD NO ES GARANTÍA DE CONVERSIÓN. En los días de Isaías, la
gente practicaba el culto a Dios y ofrecía sus sacrificios como Dios lo había
estipulado en la ley, pero su conducta era
reprobable, por eso el profeta los llamó a buscar a Dios de la manera
correcta. “¿Para qué a mí, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios?
Harto estoy de holocaustos de carneros, y de sebo de animales gruesos: no
quiero sangre de bueyes, ni de ovejas, ni de machos cabríos. ¿Quién demandó
esto de vuestras manos, cuando vinieseis a presentaros delante de mí, para
hollar mis atrios? No me traigáis más vano presente: el perfume me es
abominación: luna nueva y sábado, el convocar asambleas, no las puedo sufrir:
son iniquidad vuestras solemnidades. Vuestras lunas nuevas y vuestras
solemnidades tiene aborrecidas mi alma: me son gravosas; cansado estoy de
llevarlas. Cuando extendiereis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis
ojos: asimismo cuando multiplicareis la oración, yo no oiré: llenas están de
sangre vuestras manos. Lavad, limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras
de ante mis ojos; dejad de hacer lo malo: Aprended a hacer bien: buscad juicio,
restituid al agraviado, oíd en derecho al huérfano, amparad a la viuda. Venid
luego, dirá Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la
grana, como la nieve serán emblanquecidos: si fueren rojos como el carmesí,
vendrán a ser como blanca lana” (Isa. 1.11-18).
III. OTORGA
LA MISERICORDIA DIVINA
a) La primera razón por la que el pecador debe
buscar a Dios es porque necesita de su misericordia. La Escritura afirma que
Dios es grande en misericordia. “Espere Israel á Jehová; Porque en Jehová hay
misericordia. Y abundante redención con él. (Sal. 130.7); ”Diles: Vivo yo, dice
el Señor Jehová, que no quiero la muerte del impío, sino que se torne el impío
de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros caminos: ¿y por qué
moriréis, oh casa de Israel? (Eze. 33.11).
b) El pecado humano es una ofensa tanto para la
justicia como para la santidad de Dios, no obstante, Dios está dispuesto a
perdonar de manera amplia. Así lo expresa con toda claridad el profeta. “Deje
el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase á Jehová,
el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en
perdonar. (Isa. 55.7).
c) El Señor Jesús afirma que todos aquellos que le
buscan, serán recibidos sin distinción alguna.
“Todo lo que el Padre me da, vendrá a mí; y al que a mí viene, no le
echo fuera.(Jn. 6.37), pero debemos aclarar, es el hombre quien debe tomar esta
decisión, de otra manera, jamás podrá alcanzar esta misericordia.
Conclusión: El Señor Jesús hace esta invitación, la cual debe ser
considerada cuidadosamente: “Venid a mí
todos los que estáis trabajados y cargados, que yo os haré descansar.(Mat.
11.28)
EL PLEITO DE DIOS CON SU PUEBLO
“Oíd, montes, y fuertes fundamentos de la tierra,
el pleito de Jehová: porque tiene Jehová pleito con su pueblo, y altercará con
Israel. (Miqueas 6.2)
Miqueas era un reformador social y un evangelista
que dirigió su mensaje al pueblo de Dios. Su tarea fue hablar al corazón del
hombre como individuo, para llamarlo de regreso a Dios advirtiéndole el gran
peligro en que se hallaba. Mientras Isaías predicaba en la gran ciudad de
Jerusalem, Miqueas lo hacía en el campo con el mismo poder, pues era portador
del mensaje divino. ¿Por qué Dios estaba en pleito con su pueblo? Esas son las
razones que ahora queremos considerar en
este pasaje que hemos tomado para nuestra meditación.
I. ES POR LA INGRATITUD DE ISRAEL (Ver. 1-5)
a) “Pueblo mío, ¿qué te he hecho? ¡Dime en qué te he ofendido! Son dos
preguntas de Dios que Israel no pudo contestar. Son preguntas que demuestran la
fidelidad de Dios a su pacto, y que sacan a la luz la profunda ingratitud del
pueblo. Pero también son preguntas que demuestran el profundo deseo de Dios por
evitar que el hombre sea víctima de su alejamiento. “Porque dos males ha hecho
mi pueblo: dejáronme á mí, fuente de agua viva, por cavar para sí cisternas,
cisternas rotas que no detienen aguas. Tu maldad te castigará, y tu
apartamiento te condenará: sabe pues y ve cuán malo y amargo es tu dejar a
Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor Jehová de los ejércitos.
Defiende tus pies de andar descalzos, y tu garganta de la sed. Mas dijiste: Has
perdido la esperanza; en ninguna manera: porque extraños he amado y tras ellos
tengo de ir” (Jer. 2.13, 19, 25)
b) “Porque yo te hice subir de la tierra de Egipto,
y de la casa de siervos te redimí”. Dos cosas extraordinarias hizo Dios en la
vida de su pueblo: liberarlos de su condición de esclavos y hacer de ellos una nación libre con una
tierra propia. Dos grandes y poderosas razones
para que el pueblo estuviera permanentemente agradecido, pero estos hechos eran solo una maravillosa historia que se
contaba. La razón era clara, aquellos hombres eran esclavos de sus pecados y
desconocían en su alma el gran amor de Dios. Así lo aprendemos de las palabras
del Señor Jesús: “Y decía Jesús a los Judíos que le habían creído: Si vosotros
permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; Y
conoceréis la verdad, y la verdad os libertará. Y respondiéronle: Simiente de
Abraham somos, y jamás servimos a nadie: ¿cómo dices tú: Seréis libres? Jesús
les respondió: De cierto, de cierto os digo, que todo aquel que hace pecado, es
siervo de pecado. Y el siervo no queda en casa para siempre: el hijo queda para
siempre. Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres. (Juan
8.31-36).
c) Dios presenta una razón más por la que Israel
debía estar agradecido. Cuando el rey de Moab buscó a Balam para maldecir a
Israel, de la boca de este hombre salió bendición. “Entonces Balac dijo á
Balaam: ¿Qué me has hecho? he tomado para que maldigas a mis enemigos, y he
aquí has proferido bendiciones”. (Num.
23.11) Esto demuestra que Dios es justo, decía Miqueas a sus oyentes. Deberían
estar agradecidos.
d) Estos argumentos divinos para Israel nos hacen
reflexionar y nos obligan a plantear una pregunta ¿Qué ha hecho Dios contra el
“cristiano” de hoy que se muestra tan lleno de ingratitud? Esa ingratitud se
manifiesta en nuestra apatía por las cosas de Dios, o por nuestra indiferencia.
Pero lo que es peor, a veces reclamamos a Dios su “falta de bendición en nuestra
vida”, y más bien parecemos señores y no siervos de Dios.
II.-ES POR SU RELIGIOSIDAD MECANICA (Ver. 6-8)
a) Dejando las preguntas de Dios, que de por sí no
tienen respuesta satisfactoria, pues nada podía responder Israel al respecto.
El profeta pasa ahora a considerar la aparente preocupación del pueblo respecto
de sus deberes religiosos. ¿Cuál será la mejor forma de agradar a Dios?
pregunta Israel. “¿Cómo podré acercarme
al Señor y postrarme ante el Dios Altísimo?” (Versión Internacional)
b) “¿Podré presentarme con holocaustos o con becerros de un año? ¿Se complacerá el
Señor con miles de carneros, o con diez mil arroyos de aceite? ¿Ofreceré a mi primogénito por mi delito, al
fruto de mis entrañas por mi pecado? Esta
última pregunta demuestra la gran corrupción espiritual de Israel y cómo era solo un adorador mecánico. Los
sacrificios humanos eran una costumbre de los pueblos idólatras. Muchos
hermanos hoy piensan como los paganos en materia de culto, y suponen la
posibilidad de que Dios se agrade de tal culto. San Pablo dice: “ASI que,
hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros
cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro racional
culto. Y no os conforméis a este siglo; mas reformaos por la renovación de
vuestro entendimiento, para que experimentéis cuál sea la buena voluntad de
Dios, agradable y perfecta. (Rom. 12.1,
2)
c) Pero la respuesta de Dios a estas preguntas es
demasiado clara. DIOS QUIERE TRES
COSAS PARA ESTAR CONTENTO CON NOSOTROS: UNA VIDA JUSTA EN TODOS LOS
SENTIDOS, UNA ACTITUD COMPASIVA PARA CON TODOS NUESTROS SEMEJANTES, PERO DE
MODO ESPECIAL “HUMILLARTE PARA ANDAR CON TU DIOS”. ESTAS PALABRAS DEL SEÑOR NO
NECESITAN MAYOR EXPLICACIÓN, SI ALGUIEN NO LAS COMPRENDE, ES PORQUE NO QUIERE
AGRADAR A DIOS EN SU VIDA.
III. ES POR SU
PECADO (Ver. 9-16)
a) El robo y el fraude se volvieron una práctica
común en toda la nación, ¿cómo puede un hombre con estas prácticas decir que es
religioso y que adora a Dios? ¿Cómo puede esperar que su adoración sea
aceptable a los ojos de Dios?
“¡Malvados! ¿Debo tolerar sus
tesoros mal habidos, y sus odiosas medidas adulteradas? ¿Debo tener por justas
la balanza falsa y la bolsa de pesas alteradas? (Versión internacional) ¿Roba y
defrauda el cristiano de hoy? ¿que pude Ud. responder a esta pregunta?
b) “Los
ricos de la ciudad son gente violenta;
sus habitantes son gente mentirosa; ¡engañan con la boca y con la
lengua!”. Miqueas era un profeta valiente por no decir atrevido para denunciar
el pecado de la gente de su tiempo. Aquel pueblo tenía la apariencia de ser
temeroso, pero el profeta revela su verdadera condición moral y espiritual.
¿Cuál es la condición nuestra ante Dios?
c) El resto del capítulo versículos 13 al 16 los
dedica el profeta para advertir las terribles consecuencias y calamidades que
vendrán sobre el individuo y sobre la nación entera. Muchas de las calamidades
que vienen a nuestra vida son sin duda el resultado de nuestro propio pecado.
Es por eso urgente que reflexionemos y oigamos tanto a Miqueas como a Jeremías:
“Así dijo Jehová: Paraos en los caminos, y mirad, y preguntad por las sendas
antiguas, cuál sea el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para
vuestra alma. Mas dijeron: No andaremos. (Jer. 6.16)
Conclusión: Miqueas concluye su libro con una
maravillosa promesa que debemos hacer nuestra: ¿QUÉ DIOS COMO TÚ, QUE PERDONAS
LA MALDAD, Y OLVIDAS EL PECADO DEL RESTO DE SU HEREDAD? NO RETUVO PARA SIEMPRE
SU ENOJO, PORQUE ES AMADOR DE MISERICORDIA. EL TORNARÁ, ÉL TENDRÁ MISERICORDIA
DE NOSOTROS; ÉL SUJETARÁ NUESTRAS INIQUIDADES, Y ECHARÁ EN LOS PROFUNDOS DE LA
MAR TODOS NUESTROS PECADOS. OTORGARÁS Á JACOB LA VERDAD, Y Á ABRAHAM LA
MISERICORDIA, QUE TÚ JURASTE Á NUESTROS PADRES DESDE TIEMPOS ANTIGUOS”. (MIQ.
7.18-20)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario