miércoles, 20 de julio de 2016

LAS MALAS PALABRAS Y EL CRISTIANO

LOS CRISTIANOS NO DEBERÍAN DECIR GROSERÍAS

Toda persona sabe que hay palabras que usamos para demostrar nuestro estado de ánimo o para ofender, dañar o descalificar al prójimo. A estas palabras las denominamos los venezolanos como “groserías”, palabras “soeces” o “vulgaridades”; entre esas palabras también se cuentan las “maldiciones” o “maledicencias”. 

No falta quien diga que decir groserías es parte del folklor o de la cultura de cada región del país o del país mismo y que son aceptadas por todos.   Actualmente vemos personas de alto cargo gubernamental diciendo groserías e insultos descalificadores usando los medios de comunicación, dando a entender que se aceptan como vocabulario correcto para dirigirse a una persona o un grupo de ellas. En la TV, vemos el grado de hipocresía de nuestro sistema cultural, colocando a cierta hora del día (tarde en la noche) el momento de decir vulgaridades en todas sus manifestaciones, mientras más tarde en la noche más claras y ofensivas se presentan.  Se arguye que en el horario infantil se deben prohibir para no dañar la mente del niño.  ¿y esto de qué sirve? Si a ese niño que va en crecimiento se le enseña que a cierta edad “ya puedes dañar tu mente y tu vocabulario”?. Lo triste de este tema, es que las vulgaridades o palabras obscenas siguen siendo usadas por algunos miembros de la iglesia de Cristo, como si fuese un vicio más poderoso que el alcohol o la droga, su resistencia a abandonarlas dan a entender que ni el poder de Jesucristo les sirve para limpiar su vocabulario de estas palabras que no forman parte del carácter de un hijo de Dios. Veamos lo que la Escritura dice sobre las malas palabras. Efesios 4:29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. Qué es una palabra corrompida?... Es aquella que no edifica al oyente, que hiede, que suena mal u ofensiva. Las personas que hacen uso de las groserías, demuestran que algo muy profundo en su ser está corrompido, dañado y que urge un arreglo inmediato… Las groserías revelan odio, rencor, venganza, las groserías revelan lo que hay en el corazón, tal como lo dice en Lucas 6:45: El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la ABUNDANCIA DEL CORAZÓN habla la boca. Si el corazón está podrido o corrupto, sólo podredumbre o corrupción hablará esa boca. La sal es el mineral por excelencia para que los alimentos no se corrompan, el apóstol Pablo usa su figura para agregarla a las palabras que salen de nuestra boca para que no se corrompan. Colosenses 4:6: Sea vuestra palabra siempre con gracia, SAZONADA con sal, para que sepáis cómo debéis responder a cada uno. 1 Corintios 15:33 No erréis; las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres. El que se acostumbra a proferir vulgaridades o palabras ofensivas al prójimo, va perdiendo la buena costumbre del respeto y consideración al prójimo. ¿cómo se corrompe una buena costumbre? Por ejemplo: el saludar es una buena costumbre, pero el agregarle una grosería a ese saludo daña el buen hábito de saludar. El que acostumbra a mantener conversaciones con personas de vocabulario soez, por lo general termina hablando igual a ellos. Santiago 3:8-12 “pero ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no puede ser refrenado, llena de veneno mortal. Con ella bendecimos al Dios y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, que están hechos a la semejanza de Dios. De una misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. ¿Acaso alguna fuente echa por una misma abertura agua dulce y amarga? Hermanos míos, ¿puede acaso la higuera producir aceitunas, o la vid higos? Así también ninguna fuente puede dar agua salada y dulce.” El apóstol reconoce el problema cuando dice que el “el hombre no puede domar su lengua”… pero enfatiza diciendo “esto no debe ser así”…. Ciertamente a través de una cloaca podemos hacer circular agua potable o viceversa, pero eso no debe ser así. Nuestra boca es una abertura que debemos decidir de qué tipo de agua o palabras vamos a hacer salir por ella… o Vulgaridades o palabras de buena costumbre que bendicen a los hombres y glorifican a Dios. Mateo 12:36. Mas yo os digo que de toda palabra OCIOSA que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio. Pero ¿Qué es una palabra ociosa?... Es aquella que no tiene ningún propósito bueno o útil. El pasaje nos advierte que hombres, mujeres y niños, rendirán cuenta de todas las groserías que han salido por su boca y la sentencia, si es hallado culpable es la siguiente:
1 Corintios 6:10: ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los MALDICIENTES, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios; triste final para aquellos que se rehúsan a mejorar su vocabulario soez.
CONCLUSIÓN
Se entiende que el cristiano que tiende a decir vulgaridades viene de un mundo viciado, acostumbrado a decir malas palabras o groserías por la cultura familiar o de la nación misma; sin embargo la orden de Dios a acatar por todo aquel que se profesa cristiano es: Efesios 4:22: En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado conforme a los deseos engañosos.. Levíticos 18:30 Guardad, pues, mi ordenanza, no haciendo las costumbres abominables que practicaron antes de vosotros, y no os contaminéis en ellas. Yo Jehová vuestro Dios. Si eres cristiano, por obediencia a Cristo y en honor a la nueva naturaleza que se te ha concedido. RENUNCIA A LAS PALABRAS OBSCENAS y se ejemplo de “fe, conducta y amor”, siguiendo el consejo de nuestro amado apóstol Pablo cuando recomienda a Tito: presentándote en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza mostrando integridad, seriedad…
Dios te bendiga.
¿CÓMO DEJAR DE DECIR GROSERÍAS O MALAS PALABRAS?
• Cuéntale, o confiésale al Señor en oración de rodillas tu problema, manifiéstale tu arrepentimiento y el deseo de cambiar tu vocabulario.
• Practica el amor al prójimo, míralo con ojos de compasión y no con ojos de venganza o rencor.
• Sustituye palabras vulgares por palabras que te edifican o edifiquen al que te oye…. Por ejemplo cuando te martilles un dedo di: ¡Aleluuuuya!.
 • Si alguien te ofende con una grosería, sigue el consejo de Jesús, respóndele con una bendición (sincera, no con los dientes apretados).
• Aléjate de las personas que no respeten tu fe diciendo groserías en tu presencia.


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