lunes, 26 de diciembre de 2016

¿PODEMOS ACELERAR LOS TIEMPOS DE DIOS?

En este día me encontré, sin darme cuenta, profetizándole a una pareja de emprendedores a los que quiero mucho, la siguiente palabra: "LO QUE A OTROS LES TOMARÍA DOS AÑOS, USTEDES LO CONSEGUIRÁN EN UN MES".

Soy una persona bastante analítica, y me gusta filtrar todas las cosas a través de La palabra de Dios, fue una costumbre que aprendí desde joven; no importa lo que yo pienso, sino lo que Dios dice y nos enseña en Su Palabra.
 Hay muchas personas correctas política, analítica y lógicamente hablando, pero no importa que tan correctos podamos sonar, lo que importa, si es que somos hijos de Dios, es lo que Dios dice acerca de un asunto.

Así que de inmediato filtre tal declaración y llegue a la siguiente conclusión:
 Las temporadas de bendición o maldición sobre nuestra vida no están determinadas por Dios, ESTÁN DETERMINADAS POR NUESTRAS DECISIONES.
Esta es una declaración bastante fuerte y radical. Choca de inmediato con algunos preceptos teológicos, pero analicémoslo desde los siguientes pasajes:
Noé, la Escritura dice que Noé condeno al mundo, no dice que Dios lo condeno, dice que Noé lo condeno (Heb 11:7), ¿por qué? por una decisión que Noé tomo, creerle a Dios y actuar en fe. Fue en el momento en que Noé clavo el último clavo del arca que construía, que los cielos comenzaron a tronar, y una tierra que por años no había visto lluvia, ahora sería visitada por un diluvio divino.
PEDRO, había pasado toda la noche pescando sin suerte, a la mañana siguiente decidió hacerle caso a una palabra dada por Jesús, "en tu palabra echare la red" (Luc. 5:5). Los peces que Pedro pesco en la "pesca milagrosa" no llegaron cuando Jesús dio la palabra, esos peces ya estaban allí, esperando a que Pedro tomara la decisión de obedecer una palabra, actuar en fe. Si Pedro nunca tira la red, nunca saca a esos peces. LA PESCA MILAGROSA (TEMPORADA DE BENDICIÓN) NO ESTUVO DETERMINADA POR DIOS, SINO POR LA DECISIÓN DE PEDRO.
EL PUEBLO DE ISRAEL AL SALIR DE EGIPTO
 Mucho se ha contado de como un viaje que tuvo que haber durado no más de 40 días, SE CONVIRTIÓ EN UN VIAJE DE 40 AÑOS. Ese tiempo no estuvo determinado por Dios, sino por las decisiones que el pueblo tomo una vez salieron de Egipto, de cómo murmuraron, adoraron al becerro de oro, etc... Pero dos hombres, Josué y Caleb, cambiaron una temporada de maldición, de prueba, de detenimiento, en una temporada de conquista, abundancia, avance y bendición, Josué y Caleb decidieron creerle a Dios, ellos determinaron una nueva temporada (Números 13 y 14).
La viuda a la que Elías fue enviado, aquella que estaba lista para comer su ultimo bocado de pan para luego dejarse morir ella y su hijo, cambio su temporada cuando decidió entregarle al profeta, primero, su bocado de pan. Ella desato una temporada de bendición en medio de su crisis por un acto de fe y la obediencia a un principio bíblico llamado "primicias".
EL FAVOR DE DIOS NO ES JUSTO.
 Cuando Dios favorece, Dios favorece, y no hay nada que pueda estorbarlo. Cuando la Escritura dice: Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra pero a ti no llegara (Sal 91) .... ¿ES DIOS JUSTO? Claro que no, desde el punto de vista humano, de la razón y la lógica... pero eso es lo que significa "ser bendecido" (Ro 9:14-18). La gente te va a tener envidia, la gente no considerara justo que tu tengas lo mismo o cosas mejores que ellos, cuando tu no estudiaste lo que ellos estudiaron, cuando tú no te sacrificaste lo que ellos se sacrificaron, inventaran historias de ti, murmuraran, porque hay algo en nuestra naturaleza corrompida y apartada de Dios que nos dice que todo "tenemos que ganárnoslo"... pero la vida del creyente no es así, tú no tienes que ganarte nada, tu solo tienes que "creerlo".
 LA ESCRITURA DECLARA: EL JUSTO POR LA FE VIVIRÁ (Gal 3:11).
Con esto no quiero decir que sea malo el prepararnos, el estudiar, el esforzarnos... todo eso suma y ayuda, pero CUANDO LA BENDICIÓN DE DIOS ESTÁ SOBRE TU VIDA, TU ERES ENRIQUECIDO EN TODAS LAS COSAS Y ÁREAS DE TU VIDA.
EL FAVOR DE DIOS ESTÁ DETERMINADO POR NUESTRA CAPACIDAD DE CREERLO Y RECIBIRLO.
DIOS NO VIVE EN EL TIEMPO. Dios puede acelerar el tiempo porque él no vive en El. De hecho, Dios no tiene que hacer nada, Dios es eterno, y todo lo que Dios tendría que hacer, ya ha sido hecho.
Dios nos puede bendecir fuera del tiempo, porque el tiempo lo invento el hombre para poder medir y controlar las temporadas, pero Dios actúa en nuestro tiempo y fuera de nuestro tiempo. El es Dios. Dios no está controlado por el "chronos", el es Señor del "kairos".
NUESTRAS BENDICIONES ESTÁN DETENIDAS EN LA ETERNIDAD, ESPERANDO SER DESATADAS POR UN ACTO DE FE Y OBEDIENCIA.
Por esa razón, lo que para otros podría tomar dos años, para una persona podría tomar un mes. Porque no es cuestión de tiempo, es cuestión de accionar un principio.
El tiempo, en cierta forma, es el proceso sobre el cual ciertos principios se accionan.
El pueblo de Israel podría haber entrado a La Tierra prometida en 10 días y les tomo 40 años.
El diluvio tardo tanto como Noé en construir el arca, y pudo nunca haber sucedido, por eso Noé condeno al mundo entero.
Pedro pudo nunca haber experimentado la pesca milagrosa, pero su noche más larga y frustrada fue cambiada en un instante cuando Pedro acciono en La Palabra que oyó.
¿CÓMO ACELERO LOS TIEMPOS DE DIOS, COMO LOS ACTIVO?
HAY UN ARMA, UN INSTRUMENTO, UNA LLAVE, UN RECURSO QUE DIOS NOS HA DEJADO Y SON LOS PRINCIPIOS. Todo el Universo esta sostenido y constituido sobre principios, leyes que gobiernan nuestro actuar, ya sea que estemos conscientes de ello o no.
Los principios son universales y trascienden el tiempo y las circunstancias.
LA MANERA DE ROMPER UNA TEMPORADA DE ESCASES ES APLICANDO EL PRINCIPIO DE LA SIEMBRA. Si en mi campo no hay fruto, es porque no he sembrado, sino estoy recibiendo un cheque es porque no estoy trabajando. Para recibir un fruto, necesito, indudable e invariablemente, sembrar una semilla, sea de una fruta, de tiempo, de amor o de servicio. Ese es un principio.
Los tiempos y las temporadas son acelerados o detenidos por nuestras decisiones.
La decisión de sembrar. La decisión de no hacerlo. La decisión de creerle a Dios y a su Palabra. La decisión de perdonar. La decisión de trabajar. La decisión de servir. La decisión de amar.
En lo personal y en el área económica, he visto cambios de temporada siendo desatados por mis diezmos, mis ofrendas, mis siembras y mis primicias. Estas cuatro, las veo no como una obligación, no como un acto religioso o legalista, sino como un recurso divino sobre el cual puedo pararme y tener expectativa, ya que sobre cada uno de estos principios, hay promesas de bendición sobre mi vida. (Mal 3:10; Heb 11:4; Gal 6:7; Luc 6:38. Prv 3:9,10)
 Honrar a nuestros padres, por ejemplo, tiene la promesa de alargar los años de nuestra vida (Efe 6:2,3).
 El punto es, si, tu puedes acelerar, no solo los tiempos de Dios, sino activar y desatar temporadas de bendición con actos de fe, obediencia y amor. Como también puedes nunca experimentarlos y/o retrasarlos por negligencia, ignorancia, incredulidad o rebelión.

ACELERA LOS TIEMPOS Y TEMPORADAS DE DIOS SOBRE TU VIDA CON ACTOS DE FE, OBEDIENCIA Y AMOR.

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