En este día me encontré, sin darme cuenta, profetizándole a una pareja de emprendedores a los que quiero mucho, la siguiente palabra: "LO QUE A OTROS LES TOMARÍA DOS AÑOS, USTEDES LO CONSEGUIRÁN EN UN MES".
Soy una persona bastante analítica, y me gusta
filtrar todas las cosas a través de La palabra de Dios, fue una costumbre que
aprendí desde joven; no importa lo que yo pienso, sino lo que Dios dice y nos
enseña en Su Palabra.
Hay muchas
personas correctas política, analítica y lógicamente hablando, pero no importa
que tan correctos podamos sonar, lo que importa, si es que somos hijos de Dios,
es lo que Dios dice acerca de un asunto.
Así que de inmediato filtre tal declaración y
llegue a la siguiente conclusión:
Las
temporadas de bendición o maldición sobre nuestra vida no están determinadas
por Dios, ESTÁN DETERMINADAS POR NUESTRAS
DECISIONES.
Esta es una declaración bastante fuerte y radical.
Choca de inmediato con algunos preceptos teológicos, pero analicémoslo desde
los siguientes pasajes:
Noé, la Escritura dice que Noé condeno al mundo, no
dice que Dios lo condeno, dice que Noé lo condeno (Heb 11:7), ¿por qué? por
una decisión que Noé tomo, creerle a Dios y actuar en fe. Fue en el
momento en que Noé clavo el último clavo del arca que construía, que los cielos
comenzaron a tronar, y una tierra que por años no había visto lluvia, ahora sería
visitada por un diluvio divino.
PEDRO, había pasado toda la noche pescando sin
suerte, a la mañana siguiente decidió hacerle caso a una palabra dada
por Jesús, "en tu palabra echare
la red" (Luc. 5:5). Los peces que Pedro pesco en la "pesca
milagrosa" no llegaron cuando Jesús dio la palabra, esos peces ya estaban
allí, esperando a que Pedro tomara la
decisión de obedecer una palabra, actuar en fe. Si Pedro nunca tira la
red, nunca saca a esos peces. LA
PESCA MILAGROSA (TEMPORADA DE BENDICIÓN) NO ESTUVO DETERMINADA POR DIOS, SINO
POR LA DECISIÓN DE PEDRO.
EL
PUEBLO DE ISRAEL AL SALIR DE EGIPTO
Mucho se ha contado de como un viaje que
tuvo que haber durado no más de 40 días, SE CONVIRTIÓ EN UN VIAJE DE 40 AÑOS. Ese tiempo no estuvo determinado por Dios, sino por las decisiones
que el pueblo tomo una vez salieron de Egipto, de cómo murmuraron, adoraron al
becerro de oro, etc... Pero dos hombres, Josué y Caleb, cambiaron una
temporada de maldición, de prueba, de detenimiento, en una temporada de
conquista, abundancia, avance y bendición, Josué y Caleb decidieron creerle a
Dios, ellos determinaron una nueva temporada (Números 13 y 14).
La viuda a la que Elías fue enviado, aquella que
estaba lista para comer su ultimo bocado de pan para luego dejarse morir ella y
su hijo, cambio su temporada cuando decidió entregarle al profeta, primero, su
bocado de pan. Ella desato una temporada de bendición en medio de su crisis por un
acto de fe y la obediencia a un principio bíblico llamado
"primicias".
EL
FAVOR DE DIOS NO ES JUSTO.
Cuando Dios
favorece, Dios favorece, y no hay nada que pueda estorbarlo. Cuando la
Escritura dice: Caerán a tu lado mil y diez mil a tu diestra pero a ti no
llegara (Sal 91) .... ¿ES DIOS JUSTO?
Claro que no, desde el punto de vista humano, de la razón y la lógica... pero
eso es lo que significa "ser bendecido" (Ro 9:14-18). La gente te va
a tener envidia, la gente no considerara justo que tu tengas lo mismo o cosas
mejores que ellos, cuando tu no estudiaste lo que ellos estudiaron, cuando tú
no te sacrificaste lo que ellos se sacrificaron, inventaran historias de ti,
murmuraran, porque hay algo en nuestra naturaleza corrompida y apartada de Dios
que nos dice que todo "tenemos que ganárnoslo"... pero la vida del
creyente no es así, tú no tienes que ganarte nada, tu solo tienes que
"creerlo".
LA ESCRITURA
DECLARA: EL JUSTO POR LA FE VIVIRÁ (Gal 3:11).
Con esto no quiero decir que sea malo el
prepararnos, el estudiar, el esforzarnos... todo eso suma y ayuda, pero CUANDO LA BENDICIÓN DE DIOS ESTÁ SOBRE TU VIDA, TU
ERES ENRIQUECIDO EN TODAS LAS COSAS Y ÁREAS DE TU VIDA.
EL
FAVOR DE DIOS ESTÁ DETERMINADO POR NUESTRA CAPACIDAD DE CREERLO Y RECIBIRLO.
DIOS NO
VIVE EN EL TIEMPO. Dios puede acelerar el tiempo porque él no vive en
El. De hecho, Dios no tiene que hacer nada, Dios es eterno, y todo lo que Dios
tendría que hacer, ya ha sido hecho.
Dios nos puede bendecir fuera del tiempo, porque el
tiempo lo invento el hombre para poder medir y controlar las temporadas, pero
Dios actúa en nuestro tiempo y fuera de nuestro tiempo. El es Dios. Dios no
está controlado por el "chronos", el es Señor del "kairos".
NUESTRAS BENDICIONES ESTÁN DETENIDAS EN
LA ETERNIDAD, ESPERANDO SER DESATADAS POR UN ACTO DE FE Y OBEDIENCIA.
Por esa razón, lo que para otros podría tomar dos
años, para una persona podría tomar un mes. Porque no es cuestión de tiempo, es
cuestión de accionar un principio.
El tiempo, en cierta forma, es el proceso sobre el
cual ciertos principios se accionan.
El pueblo de Israel podría haber entrado a La
Tierra prometida en 10 días y les tomo 40 años.
El diluvio tardo tanto como Noé en construir el
arca, y pudo nunca haber sucedido, por eso Noé condeno al mundo entero.
Pedro pudo nunca haber experimentado la pesca
milagrosa, pero su noche más larga y frustrada fue cambiada en un instante
cuando Pedro acciono en La Palabra que oyó.
¿CÓMO ACELERO LOS TIEMPOS DE DIOS, COMO LOS ACTIVO?
HAY UN
ARMA, UN INSTRUMENTO, UNA LLAVE, UN RECURSO QUE DIOS NOS HA DEJADO Y SON LOS
PRINCIPIOS. Todo el Universo esta sostenido y constituido sobre
principios, leyes que gobiernan nuestro actuar, ya sea que estemos conscientes
de ello o no.
Los principios son universales y trascienden el
tiempo y las circunstancias.
LA MANERA DE ROMPER UNA TEMPORADA DE
ESCASES ES APLICANDO EL PRINCIPIO DE LA SIEMBRA. Si en mi campo no
hay fruto, es porque no he sembrado, sino estoy recibiendo un cheque es porque
no estoy trabajando. Para recibir un fruto, necesito, indudable e
invariablemente, sembrar una semilla, sea de una fruta, de tiempo, de amor o de
servicio. Ese es un principio.
Los tiempos y las temporadas son acelerados o
detenidos por nuestras decisiones.
La decisión de sembrar. La decisión de no hacerlo. La
decisión de creerle a Dios y a su Palabra. La decisión de perdonar. La decisión
de trabajar. La decisión de servir. La decisión de amar.
En lo personal y en el área económica, he visto
cambios de temporada siendo desatados por mis diezmos, mis ofrendas, mis
siembras y mis primicias. Estas cuatro, las veo no como una obligación, no como
un acto religioso o legalista, sino como un recurso divino sobre el cual puedo
pararme y tener expectativa, ya que sobre cada uno de estos principios, hay
promesas de bendición sobre mi vida. (Mal 3:10; Heb 11:4; Gal 6:7; Luc 6:38.
Prv 3:9,10)
Honrar a
nuestros padres, por ejemplo, tiene la promesa de alargar los años de nuestra
vida (Efe 6:2,3).
El punto es,
si, tu puedes acelerar, no solo los tiempos de Dios, sino activar y desatar
temporadas de bendición con actos de fe, obediencia y amor. Como también puedes
nunca experimentarlos y/o retrasarlos por negligencia, ignorancia, incredulidad
o rebelión.
ACELERA LOS TIEMPOS Y TEMPORADAS DE DIOS SOBRE TU VIDA
CON ACTOS DE FE, OBEDIENCIA Y AMOR.
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